7 de cada 10 equipos de GNC que se instalan en nuestro país son el alto vuelo tecnológico

Con su fuerte apuesta a las nuevas tecnologías, el GNC derribó los mitos que afectaban su imagen. Hoy el 70 por ciento de los sistemas que se instalan son de quinta generación, dispositivos que permiten sostener el rendimiento del motor en todas sus fases. Están especialmente diseñados para vehículos de gama media y alta.

La industria del GNC alcanzó un nivel de calidad que nada tiene para envidiar a los combustibles líquidos. Desde hace años los talleres de conversión trabajan para optimizar el funcionamiento de los sistemas de inyección, consiguiendo mejoras técnicas que se han plasmado en el lanzamiento de un producto, conocido como equipo de quinta generación.

Según estima Fausto Maranca, iniciador de la actividad en nuestro país y ex presidente de la Cámara Argentina de GNC (CAGNC) “el 70 por ciento de los equipos que se colocan actualmente son de quinta generación”. Esto se explica por los avances logrados, lo que ha permitido competir con las naftas y gasoil, seduciendo al nuevo parque automotor.

Este sistema de conversión a GNC consiste en un kit de inyección de gas para motores de combustión interna del tipo multipunto. Introducen el volumen de gas necesario en cada cilindro, justo en el momento en que abren las válvulas de admisión, de un modo secuencial evitando la acumulación del combustible en el múltiple de admisión y en consecuencia el efecto siempre latente de una contra-explosión.

Los expertos en mecánica explican que este moderno dispositivo facilita que el vehículo se comporte con las mismas prestaciones que cuando funciona a nafta, en los distintos estados de carga del motor. Se enciende automáticamente a nafta y una vez que el motor el alcanzó el nivel de temperatura deseado comienza a consumir GNC. Demora aproximadamente 800 metros.

Otro beneficio que presentan estos equipos es que los gases de escape no elevan la temperatura del motor. Al marchar siempre en relación estequiométrica – 14,7 grs. de aire por gr. de combustible – los gases de salida no potencian el calor interno, preservando las válvulas de escape. Además, reducen las emisiones totales en un 70 por ciento respecto a las naftas y en un 20 respecto a los equipos de GNC convencionales.