Es por la negativa del Estado y la resistencia de las compañías petroleras. En Europa, Israel y Estados Unidos, en cambio, avanzan a un ritmo altamente superior a los que funcionan con combustibles líquidos. Por el momento no hay perspectivas en nuestro país de que puedan instalarse de manera comercial.
Hace apenas tres meses en Estados Unidos se vendió el vehículo eléctrico número 100.000. Si bien la cifra es irrisoria, dadas las condiciones del parque automotor en el gigante del norte, marca una tendencia progresiva que muchos analistas de la industria analizan con atención. El alza del crudo en el mercado internacional y la necesidad de proteger al medio ambiente sostienen expectativas de crecimiento para los rodados que consumen esta energía.
La firma norteamericana General Motors creó hace 17 años el primer coche que funcionaría a electricidad. Moderno e inédito para ese entonces, fracasó sin embargo a causa de la resistencia de los intereses empresariales y políticos que frenaron su desarrollo y la posibilidad de contribuir a una mejora medioambiental del planeta. Las empresas extractoras de crudo presionaron para impedir que se extienda en el mercado, al punto de comprar patentes a los científicos y emprendedores que avanzaban en esta dirección.
Hoy la situación de a poco va cambiando, ya que en muchos países los estados nacionales regularon su fabricación abriendo las puertas a las automotrices para que destinen millonarias inversiones en su desarrollo. Mientras tanto, como suele ocurrir con el uso de tecnologías de vanguardia, esta discusión no tiene lugar en el parlamento local y tampoco forma parte de la agenda política de los medios de comunicación y de la sociedad.
Incluso los planes estratégicos de energía que estudian los funcionarios continúan haciendo hincapié en la explotación de hidrocarburos, tanto gas como petróleo, ubicando a YPF, la petrolera estatal, como la encargada de conseguir el autoabastecimiento.
En este marco, las estaciones de servicio tradicionales, con surtidores de naftas, gasoil y GNC, tienen la tranquilidad de que el negocio continuará vigente al menos durante las próximas décadas. Los expertos del sector entienden que recién una vez que los países avanzados consigan masificar los vehículos eléctricos en el mercado podrán llegar al continente Latinoamericano. Para ese entonces, los expendedores entienden que deberán readecuar sus instalaciones de manera de incorporar nuevos servicios, en este caso de electricidad.