Mientras los combustibles líquidos no logran levantar cabeza, la demanda de Gas Natural Comprimido en las estaciones de servicio sigue en alza. Datos oficiales confirman el progreso de la actividad motivado en la diferencia de precio con las naftas.
Cuando el bolsillo aprieta el automovilista se vuelca al GNC. Esa lógica de mercado acuñada por los estacioneros, le dio un fuerte impulso al desarrollo del combustible gaseoso durante la última década y vuelve a repetirse este año, cuando los precios de las naftas perforaron la barrera de lo admisible para cualquier economía familiar.
Según datos provistos por el Enargas, el consumo del gas vehicular trepó 3.6 por ciento el primer trimestre del año respecto al mismo período del año anterior, a diferencia de los líquidos que se derrumbaron durante igual lapso. Y si, tal como se prevé, la tendencia de aumentos se mantiene, seguramente se consolidará la preferencia por el GNC.
De enero a marzo, la demanda de GNC alcanzó los 682.768 miles de m3 de 9300 kcal, mientras que en 2014 el volumen fue de 659.040. No obstante este crecimiento, la participación del combustible automotor ocupa tan solo el 10.6 por ciento de la canasta gasífera, en tanto que el sector industrial acapara el 34.4, las centrales hidroeléctricas el 30.6 y el consumo residencial el 17.2 por ciento.
El desarrollo del gas está apuntalado sin dudas por el incremento de las conversiones, lo que hace que la flota actual llegue al 14 por ciento de vehículos que circulan por el país. Actualmente son 1.714.000, más de 122.000 que hace un año.
Las 1970 bocas de carga también son todo un dato de la expansión alcanzada por este combustible. En tan solo dos años se instalaron 60 nuevos establecimientos y se espera que una vez concretado el Gasoducto del NEA, la cifra trepe considerablemente para abastecer los rodados que circulan en esas provincias.
Actualmente, la brecha entre el gas y los líquidos de mayor octanaje guarda una proporción de uno a cuatro, argumento más que válido para inclinarse por el GNC. Las mejoras tecnológicas de los equipos y la óptima estructura logística de los puntos de expendio conforman un combo difícil de resistir para quien necesita circular sin estar pendiente de la aguja del medidor del tanque.
