Expertos en derecho impositivo aseguran que la presión que ejercen los impuestos sobre las naftas y gasoil, sumado al alza de los precios, van a ir paulatinamente frenando el crecimiento de la demanda en las estaciones de servicio. Proponen corregir este esquema de cara a 2014.
En 2012 la Administración Nacional de Ingresos Públicos (AFIP) recaudó aproximadamente $26.000 millones en concepto de impuestos a los combustibles, lo que representa un 42,2 por ciento más que el período anterior. De acuerdo a las estimaciones, este año los ingresos superarán los $30.000 millones, sin contemplar el Impuesto al Valor Agregado sobre las ventas.
Fabián Alejando Tobalo, asesor legal de la Federación de Expendedores de Combustible y Afines de la provincia de Buenos Aires (FECOBA) explica que “a eso hay que añadirle el impuesto sobre los créditos y débitos bancarios, mal llamado impuesto al cheque, de alta incidencia en el comercio de combustibles por la elevada circulación de operaciones y la baja tasa de renta; además del impuesto sobre los ingresos brutos y diversas tasas retributivas de servicios que también impactan sobre la actividad del expendedor”.
Según informes de consultoras petroleras, en la nafta súper la incidencia de los gravámenes es de 58,33 por ciento y en el gasoil de 62,85. A grosso modo, de los casi diez pesos que cuesta el litro actualmente en el surtidor, el fisco se queda con 6, las refinerías con 4 y el resto el expendedor minorista.
Desde el punto de vista de Tobalo “esta presión tributaria y una futura mayor corrección de los valores del producto deberían provocar una restricción del consumo”, lo que afectaría la rentabilidad de las estaciones de servicio, ya que no podrían compensar los bajos márgenes de ganancia que reciben con incrementos de los despachos al público.
Como si fuera poco, en cada jurisdicción figuran otros tributos municipales que impactan directamente sobre los operadores: seguridad e higiene, publicidad y propaganda, entre otros. “Estas son también cargas que de alguna forma deben trasladarse a las pizarras”, analiza el dirigente.
Ante estas condiciones, Tobalo propone modificar el sistema: “la corrección impositiva a la baja se muestra como una buena alternativa, que asociada a un aumento del precio del producto podría generar un resultado neutro en los ingresos fiscales” apunta, aunque considera que ese tipo de medida “no es de verosímil aplicación”.