Por estas horas, los funcionarios están enfocados en fiscalizar que se emitan los comprobantes por la venta de combustibles y que se ofrezca a los consumidores la posibilidad de pagar con tarjetas. San Luis inauguró 2015 con una clausura. Se suma a las 3 de Salta. La Costa Atlántica en el centro de la escena.
La Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) arrancó el año con todo. A diferencia de lo que ocurre todos los años, ésta vez no se concentró sólo en los principales destinos turísticos, sino también en localidades del interior del país, que no reciben visitantes durante el verano.
¿Cuál es el objetivo? En principio, garantizar los beneficios por la compra de tarjetas de débito y crédito, en un contexto donde la economía doméstica está retraída. También terminar con las ventas informales, que en muchos rubros vienen creciendo.
Sin dudas, las bocas de expendio son uno de los blancos preferidos, aunque no por estar involucradas en casos de evasión. Los motivos son otros: facturan cifras millonarias y en efectivo, la gran mayoría de las personas cargan combustible para el auto o la moto; además son una herramienta eficaz para recaudar. Llenar el tanque hoy en día no baja de 600 pesos.
Según indica Antonio Gianello, Secretario de la Cámara de Expendedores de San Luis (CECA) en los primeros días del año un local fue suspendido por el organismo debido a que no entregaba a los clientes el documento legal que respalda la operación de compra. Sin titubear, los sabuesos de AFIP pusieron la cinta roja, y hasta que demuestre su inocencia fiscal, el comercio deberá cesar las actividades.
“Es muy difícil emitir un ticket por cada auto; hay un montón de gente que piensa que es una pérdida de tiempo”, plantea Gianello. Pero en este contexto, entiende que habrá que tomar los recaudos para emitir el documento ante cada operación, así sea por una compra pequeña.
Por otra parte, el dirigente considera que el organismo fiscal puede corroborar el estado impositivo de las empresas del sector cruzando datos con las petroleras y Secretaría de Energía. “Hay muchas formas”, asegura. El hecho de que un automóvil no reciba la factura no implica que se esté despachando combustible “en negro”.
Sin embargo, la situación preocupa, porque en estas operaciones de rutina, por lo general se pide documentación sobre cuestiones comerciales, el plantel de empleados y el pago de impuestos nacionales, que requieren gestiones con asesores legales y contadores. Es un gasto más que ya forma parte del negocio.