Expendedores bonaerenses denunciaron que el municipio de Vicente López está intimando a los titulares de las estaciones de servicio ubicadas dentro de los límites de ese distrito a que aporten lo recaudado en concepto de Tasa Vial. Los estacioneros le iniciaron juicio
La batalla legal contra la Tasa Vial – un adicional sobre el precio de los combustibles para mejorar el estado de las calles aplicada por el intendente de Vicente López, Jorge Macri- sumó un nuevo episodio. Según afirmó la titular de la Federación de Empresarios de Combustibles (Fecra), Rosario Sica, las estaciones de servicio ubicadas dentro de los límites de ese municipio están recibiendo una intimación para que aporten el gravamen a pesar de que pesa una denuncia en la Justicia contra la imposición de ese tributo.
De acuerdo a los dichos de la empresaria; Macri, “funcionario PRO, padre, esposo, cocinero, tenista, empático, pisciano, remador en la vida, tano de espíritu y de pasado DJ” tal como se define en su portada de Facebook, amenaza a los expendedores con clausurar sus negocios si se niegan a hacer el aporte, desconociendo de este modo la presentación realizada en los tribunales Federales de San Martín.
Sica fustigó al titular del Pro bonaerense, porque “dice que trabaja por los vecinos y les quiere cobrar un impuesto inconstitucional”. La presidenta de Fecra advirtió que “los intendentes ya tienen en sus presupuestos contemplado el arreglo de calles”, y se preguntó: “¿Para qué quieren más dinero?”.
Al respecto, remató: «Los dueños de estaciones de servicio ni los consumidores tenemos que pagar una tasa inconstitucional para cubrir el desfasaje de las intendencias».
Sica, que también inició una campaña de afiches contra Jorge Macri por el cobro de la tasa vial, expresó que “además de ser ilegal, perjudica a los expendedores de las estaciones de servicio porque encarece el litro de nafta y GNC”.
La directiva de Fecra se mostró muy decepcionada con la gestión del PRO. Recordó que Mauricio Macri también intentó implementar un impuesto a los combustibles para costear el funcionamiento del subterráneo, pero «tuvo que dar marcha atrás» ante la presión de los estacioneros.