Son las denominadas “low cost” o de bajo costo. En España por ejemplo, han devastado el modelo tradicional de negocios que en los últimos dos años perdió el 40 por ciento de las ventas en manos de esta nueva tendencia. En Argentina, por ahora imposible.
¿Para el cliente de una estación, es más importante el servicio o el precio? Según la tendencia mundial parecería que la segunda opción es la que se impone y tras esa premisa es donde se dirigen los nuevos rumbos que guías las referencias del sector. Un buen ejemplo es lo que sucede en España, país que fue ganado por la crisis económica. Las estaciones de servicio tradicionales se han encontrado desde finales del pasado año con un nuevo enemigo: los surtidores «low cost».
Estas estaciones desatendidas -sin personal-, que empiezan a proliferar en la comunidad de la mano de cooperativas, comienzan a hacer un «daño» importante a los negocios tradicionales, incapaces de vender su producto a los precios de aquellas. En algunas ciudades hay ya instalaciones de este tipo ubicadas en frente justo de las tradicionales, y se prevén muchas más.
La modalidad está muy impuesta en países como Estados Unidos. El usuario, a través de un terminal de pago, mediante una tarjeta de crédito, por ejemplo, selecciona el producto que quiere cargar, y la cantidad, y tras el proceso de verificación correspondiente por el terminal de pago, éste autoriza el suministro, siendo el propio usuario el que realice el despacho en su vehículo.
Según el presidente de la Asociación de Estaciones de Servicio de Extremadura (Aresex), Casto Bravo, no son solo las cooperativas quienes apuestan por estos formatos, pues hasta las propias grandes petroleras están desembarcando con «low cost» para «hacerse a sí mismos la competencia”.
En Argentina es un modelo prohibido
La modalidad autoservicio ha sido vedada en la mayoría de las provincias argentinas impidiendo de este modo la irrupción de estaciones de bajo costo. En Buenos Aires, por dar un caso, la Ley 13.623 prohibió el funcionamiento de surtidores en las estaciones de servicio que expendan combustibles líquidos o gas natural comprimido que sean operados por el propio consumidor o por personal ajeno a la dotación de las mismas.
Según la legislación, todas las existentes y las que se habiliten en el futuro, deberán estar atendidas por empleados, especialmente capacitado en el rol de incendios y en la aplicación de las normas de seguridad para el expendio de combustible por surtidor. Asimismo deberá adquirir todas las capacidades necesarias para actuar en situaciones de emergencia.