De acuerdo a la última resolución técnica, que ata el precio del GNC a los movimientos de la nafta súper, debería imitarse la merma. Sin embargo, es difícil es de lograr, sobre todo habiendo tantas bocas blancas abocadas a este segmento. Expertos en la materia consideran que es una buena oportunidad para estimular las inversiones en gas natural en Vaca Muerta.
Con el crudo por debajo de los 60 dólares, el Gobierno gestionó con las principales empresas del sector de refinación una disminución del costo de las naftas y gasoil al público de un 5 por ciento, medida que se plasmará en los surtidores a partir del 1º de enero.
Tiempo atrás, la Comisión de Planificación y Coordinación Estratégica del Plan Nacional de Inversiones Hidrocarburíferas determinó que el valor de compra para el Gas Natural Comprimido se mueva en el mismo porcentaje en que se haya modificado el precio promedio ponderado de la nafta de 93 octanos, sin impuestos. Lo hizo a través de la Resolución 231/2014.
En este marco legal, Gerardo Rabinovich, especialista y Vicepresidente 2º del Instituto Argentino de la Energía (IAE) “General Mosconi”, entiende que “por lógica debería reducirse el precio del GNC”. No obstante, habrá que ver que actitud toma el Gobierno en esta circunstancia. No descarta que se “desate” el GNC a través de una nueva disposición y vuelva a ser libre.
Por cuestiones propias del negocio, tampoco es tan fácil conseguir que las 2.000 estaciones de servicio accedan a reducir el margen de ganancia, modificando las pizarras. Cabe destacar que casi 600 locales que sólo ofrecen este producto son blancos, es decir que no tienen contratos con petroleras, por lo que no reciben controles sobre este aspecto de la vida comercial.
Dadas las condiciones de mercado, el reconocido especialista del IAE considera que “es una buena oportunidad para actualizar el precio del gas en boca de pozo y así alentar la producción y de ese modo encaminar el país hacia el autoabastecimiento”.
Siguiendo la idea, el experto sostiene que “sería una estrategia inteligente, sobre todo para alentar los proyectos en Vaca Muerta, donde los recursos de gas son más abundantes que en petróleo”.
Nada de esto tendría sentido, aclara, si luego se mantienen los subsidios a los usuarios finales por parte del Estado. “Habría que actualizar las tarifas”, plantea Rabinovich. Las próximas horas serán cruciales para entender cómo evolucionará la industria.
