El Gobierno acordó con las empresas del sector un esquema de aumentos sucesivos en los surtidores de todo el país. En abril se cumple la segunda fase que contempla una suba de 5.4 por ciento para las naftas y el gasoil. En el interior la variedad más cara podría trepar a 15 pesos.
Para evitar la escalada del precio de los combustibles provocada por la devaluación de la moneda, el Gobierno acordó con las empresas del sector un esquema de aumentos sucesivos en los surtidores de todo el país. El convenio, de palabra ya que no fue refrendado por ninguna normativa, contempló alzas máximas de precios para las naftas y el gasoil del 16 por ciento en tres etapas, desde marzo hasta mayo.
En abril se cumple la segunda fase, que estipula una suba de 5.4 por ciento. De este modo, en el interior del país, la nafta de mayor calidad podría superar la barrera de los 15 pesos, aproximadamente un 66 por ciento por encima del valor de hace un año atrás.
Las pizarras de las estaciones de servicio de la ciudad de Resistencia, provincia de Chaco, pueden graficar claramente este escenario. La nafta Premium cotiza actualmente a 14,5 pesos el litro y cuando se ajuste nuevamente treparía a 15,3 mientras que en abril de 2013 el mismo producto se ofrecía a 9 pesos.
De respetarse el acuerdo tal como ha sido concebido, al mes siguiente –mayo- el precio del combustible volvería a elevarse otro 3.8 por ciento, proyectándose así a los 16 pesos. A este ritmo nadie puede dudar del pronóstico de los expendedores que vaticinaron que el litro de Premium costaría 20 pesos al finalizar 2014.
Si bien el convenio intentó acompañar la incidencia de la depreciación del peso en la rentabilidad de las compañías, seguramente habrá nuevos ajustes para amortiguar el impacto que la inflación causa sobre toda la cadena de valor del sector petrolero. Conciente de esas consecuencias, el ministro de Economía Axell Kicillof pactó con los productores locales de petróleo y las refinerías, que trasladen los aumentos a las estaciones de servicio de manera paulatina.