Como consecuencia de la decisión del Gobierno de subir la mezcla con diésel al 10 por ciento las petroleras utilizarán 1.300.000 toneladas, la tercera parte de lo que está en condiciones el país de producir. Con esta medida se aliviaría la situación de las compañías de mayor escala.
El Gobierno Nacional anunció esta semana una suba del corte obligatorio de Biodiesel con gasoil automotor del 8 al 10 por ciento de manera escalonada. La meta es alcanzar un 9 por ciento el primero de enero y un 10 en febrero, según informaron Julio de Vido, el ministro de Planificación Federal, y Axel Kicillof, Ministro de Economía y Presidente de la Unidad Ejecutiva de Monitoreo, órgano encargado de regular la actividad. También está prevista la utilización del biocombustible para la generación de energía eléctrica.
Con esta medida, se estima que las ventas a la plaza local crecerán en 450.000 toneladas, más de un 50 por ciento de lo que se consume actualmente, estimadas en 800.000. De todas maneras, en conjunto las plantas están en condiciones de producir más de 4.000.000 de toneladas al año, por lo que no se alcanza a solucionar los problemas del sector.
No obstante esta capacidad ociosa que padecen las firmas grandes como consecuencia de los derechos antidumping que impuso la Unión Europea contra las importaciones de biodiesel de soja procedente de Argentina, Víctor Castro, Director Ejecutivo de la Cámara Argentina de Biocombustibles (Carbio) reconoce que el aumento del corte interno “es una medida positiva para el rubro y para el país en la medida que se sustituyen importaciones de gasoil con un producto ciento por ciento nacional”. Se trata de un reclamo que se venía negociando desde hace tiempo entre el Gobierno, la Asociación de Fabricantes de Automóviles (Adefa) y las compañías petroleras.
De las cuatro categorías en que se divide a las compañías – integradas, no integradas, medianas y pequeñas – Castro estima que “mayoritariamente va a ser abastecido por las empresas dedicadas a la exportación, que son las más afectadas”. En general, las empresas de menor escala ya están funcionando al máximo de las posibilidades operativas y no tendrían margen para potenciar este incremento en el volumen de producción. A pesar de este panorama, Castro aclara que “todavía no sabemos cómo se van a asignar los cupos”.
Si bien para las refinerías la importación de gasoil exento termina siendo más barato que el biodiesel – ya que paga un 41 por ciento de Impuestos Internos -, como está segmentado el mercado respecto de los precios no será un diferencial importante para las petroleras. Sin dudas esto fue tenido en cuenta por el Gobierno, cuidando la caja de YPF y su plan de inversiones. Las firmas integradas perciben $1000 menos por tonelada que las pequeñas.
Por ahora, las expectativas están enfocadas en mejorar varios frentes: sumar nuevos mercados en el exterior e incrementar la participación en las destilerías nacionales. Sólo de esta manera Castro explica que se podrá esperar sin grandes sobresaltos el dictamen de la Organización Mundial del Comercio. Así y todo, las barreras arancelarias que determinó Europa generarán pérdidas superiores a los 1.500 millones de dólares el próximo año.
En estas condiciones, Carbio propone seguir estudiando elevar la participación de Biodiesel, ya que de acuerdo a los ensayos de durabilidad acelerada de motores con mezclas de hasta el 20 por ciento de biodiesel que llevó adelante resultaron exitosos desde el punto de vista técnico. En otros países del mundo, como en Indonesia, quien también se vio afectada por el cierre del mercado europeo, las autoridades anunciaron que llevarán al 30 por ciento la mezcla para generación eléctrica al 2016 y a un 25 para transporte en general al 2025″.