En Rosario la cámara de expendedores y el gremio consiguieron reforzar la presencia de efectivos en los puestos de mayor riesgo, y a pesar de que no se respetó a raja tabla el cronograma pactado, en noviembre se registraron la mitad de asaltos que el promedio de la ciudad, estimado en 25 por mes.
Para que las autoridades reaccionen frente a los hechos delictivos en las estaciones de servicio, en Rosario se tuvo que llegar al punto de tomar medidas de fuerza. En noviembre, durante dos jornadas no se despachó combustibles desde las 22 hasta las 6 de la mañana. A partir de ese momento, la Subsecretaría de Seguridad se reunió con los empleados y dueños, para tratar de encontrar soluciones.
Como positivo, cuenta Marcelo Herrero, presidente de la Cámara de Expendedores de Rosario (Cesgar) “en noviembre se produjeron un 50 por ciento menos de robos que en los meses anteriores”, probablemente por el impacto social que generó la medida en los medios de comunicación, ya que admite que “lo que nosotros habíamos acordado con la subsecretaría no se cumplió”.
La propuesta de ese entonces apuntaba a tomar a las estaciones como puntos de descanso para los móviles policiales. Se desarrollaron planillas con asistencia, controladas tanto por el Gobierno local como por los estacioneros. Luego de un tiempo, el dirigente lamenta que “en realidad no alcanzó la expectativa que teníamos”. Pocos efectivos vigilaron las zonas de mayor peligro.
Dada la ineficiencia de las fuerzas de seguridad, son muy pocas las empresas o personas particulares que se acercan a una comisaría para realizar la denuncia. El trámite es engorroso, lleva tiempo, y prácticamente no genera resultados positivos. Herrero precisa que en el caso de los operadores “apenas el 40 por ciento hace las denuncias”.
Si bien la cantidad es un dato, aclara que la entidad tiene en cuenta “la magnitud de los hechos”. En Rosario hubo robos violentos, con golpes a los playeros y clientes del minimercado. “Estamos permanentemente chequeando el tema para tener la medición correcta y poder trabajar en la prevención”, afirma. Explica que una vez que el ladrón llegó al local, se hace muy difícil evitar el atraco, por más sistemas de alarmas que tenga el establecimiento.
El Sindicato de Obreros de Estaciones de Servicio de Santa Fe es quién más está preocupado por la situación, teniendo en cuenta que en primera instancia son los empleados quienes se encuentren cara a cara con los malhechores y pasan momentos de extrema tensión. Hay afiliados que tienen estrés traumático y no quieren volver a los puestos de trabajo.
