“La mayor barrera de los biocombustibles es el prejuicio”, indica Mariano Santillán, exdirector de Inspecciones y Seguridad de la Secretaría de Energía y asesor en combustibles. Sostiene que en el país se produce producto de excelente calidad y que sería de gran ayuda para cubrir el desabastecimiento, dado que los precios son similares al de las naftas.
Argentina es uno de los países más competitivos en el mercado de los biocombustibles. Cuenta con experimentados productores que llevan más de 25 años en el rubro, es el punto estratégico de la biomasa (materia prima) y su industria fue calificada como una de las más modernas del mundo.
Sin embargo, los prejuicios de los consumidores y la falta de desarrollo normativo podrían estar frenando su crecimiento.
La ley actual no promueve el crecimiento del mercado, sino que garantiza un corte obligatorio con los combustibles fósiles, concentrando la producción y garantizando la demanda en un sector.
“En Brasil el porcentaje está en el orden del 15 por ciento, otros países limítrofes tienen el 10 por ciento lo mismo que en Europa. Con la capacidad productiva que tiene de biodiesel, un 7,5 por ciento suena a poco”, sugiere Mariano Santillán, asesor en combustibles, ambiente y energía.
En diálogo con surtidores.com.ar, el exdirector de Inspecciones y Seguridad de la Secretaría de Energía, asegura que el porcentaje podría ser mucho mayor. Incluso, en Córdoba y Santa Fe, se está experimentando exitosamente con cortes de entre 17 y 20 por ciento.
“En Argentina se importa todavía el 10 por ciento del combustible que se usa y migrar ese índice de importación a producto de biocombustible nacional, realmente sería una alternativa bastante inmediata para paliar el desabastecimiento”, sostiene.
Por su parte, sobre el precio, aclara que, en términos generales, es igual al de nafta u otros combustibles fósiles, con el gran plus de que son producciones que ya están desarrolladas en Argentina.