Si bien hay zonas limítrofes en donde por la implicancia del ITC, se vive una significativa migración de automovilistas que perjudican a las Estaciones de Servicio argentinas, los especialistas en economía del Mercosur, consideran que es un rubro “que no implica modificaciones en la actividad de hidrocarburos”.
En la cumbre de Presidentes del Mercosur que se llevó a cabo en Mendoza la semana pasada, la representación de Brasil, confirmó que el Presidente Michel Temer firmó el decreto que oficializa el aumento de un tributo sobre la nafta, el gasoil y el etanol, con el que el Gobierno espera recaudar 10.400 millones de reales (unos 3.300 millones de dólares) adicionales en lo que resta del año.
Los brasileños que estuvieron en la cumbre aseguraron que la suba “es absolutamente necesaria” para “la preservación del ajuste fiscal y la manutención de la trayectoria de recuperación de la economía brasileña” y adelantaron aumentos de precios en las expendedoras limítrofes con nuestro país.
En ese sentido, surtidores consultó a economistas del sector sobre las implicancias que puede llegar a tener esta medida en las zonas que hoy sufren “migración de automóviles” a causa de las diferencias de precio que provoca el ITC a nivel local y si el combustible brasileño podría llegar a equipararse con los precios argentinos.
“El fenómeno que se da en el NEA con los combustibles es de características marginales en la economía global de nuestro país”, indicó Hernán Letcher, titular del CEPA y precandidato a concejal en San Martín.
El especialista recalcó además que el tema impositivo que afecta a las bocas de expendio, debería estar contemplado en el proyecto de reforma integral del sistema tributario que se está elaborando en el Congreso de la Nación, aunque “hasta ahora los únicos impuestos que se eliminaron beneficiaron a los grandes grupos económicos y castigaron a las pequeñas empresas como el caso de las Estaciones de Servicio”.
En ese aspecto, cargó sobre la necesidad de reformular el Impuesto a los Ingresos Brutos “el cual es totalmente regresivo” y por lo que vienen bregando los empresarios del sector, a la vez que llamó a modificar el esquema de gravámenes que cargan las naftas y el gasoil para beneficio de los ciudadanos y los generadores de empleo en la actividad de venta minorista de combustibles líquidos.
Recalcó el contador que los impuestos se clasifican en regresivos o progresivos en función de quienes los pagan. “Es decir, si un impuesto es pagado por un sector de la población que posee mayor renta, consumo o patrimonio será un impuesto progresivo; si por el contrario es pagado por los sectores de más bajos recursos sería regresivo”, dijo.
Agregó que por ello, los impuestos al combustible, sumado al impuesto al valor agregado (IVA) y el impuestos a los créditos y débitos en cuentas corrientes (impuesto al cheque), conforman para el sector de venta de combustibles y GNC, una “estructura impositiva o tributaria regresiva”.
Justificó finalmente que estos tributos por lo general se aplican sobre todas las ventas que se realizan y que por esa causa “atentan contra la escasa rentabilidad del sector”.