Aproximadamente 2000 vehículos ingresan durante los fines de semana para llenar el tanque por la diferencia de precios que se desató tras la “devaluación informal” de la moneda y la suba de precios de Petrobras. Con un dólar a $8,50 en el mercado paralelo la nafta cuesta la mitad que en su país de origen.
Según estimaron desde la Aduana de Turismo de Dionísio Cerqueira entre 1500 y 2000 autos brasileros se acercan los fines de semana a las estaciones de servicio de nuestro país para comprar naftas y gasoil. La marca preferida es YPF, por su bajo costo, pero ante tanta diferencia de precio, cualquier local es convienente.
Esta situación, explica Faruk Jalaf, presidente de la Cámara de Estaciones de servicio y afines del Nordeste (Cesane) se produce por dos motivos: subieron las naftas brasileñas y se disparó el dólar paralelo. “Esto arranco hace apenas dos meses porque los combustibles en nuestro país se quedaron fijos, sin cambios, mientras que surgieron nuevas condiciones en el tipo cambio”, analizó.
De hecho, YPF congeló sus productos desde el pasado 28 de diciembre, cuando aplicó una suba del 6 por ciento. El resto de las marcas imitó tal decisión, para mantener la relación de competencia existente en el mercado, más allá de que muchos operadores independientes remarcaron los combustibles en algunos centavos para paliar los efectos de la inflación.
Así las cosas, tomando el dólar que el público puede comprar, el extra-oficial, a la hora de cambiar reales en las cuevas argentinas un peso argentino se comercializa apenas por 40 centavos. Con esta referencia, llenar el tanque en los comercios nacionales cuesta la mitad que en el vecino país.
Además, como prácticamente el mercado negro funciona con la misma validez legal que el oficial, hasta en las calles brasileras los automovilistas consiguen la cotización del blue.
Lo que preocupa a las autoridades locales es que en algunas ocasiones las ciudades que están sobre la frontera con Brasil sufren pequeños problemas de abastecimiento. Los cupos que entregan las petroleras se mantienen fijos y constantes, mientras que la demanda crece inesperadamente entre dos o tres días.
No obstante, Jalaf reconoce que este incremento del consumo de naftas y gasoil por parte de los extranjeros compensa los ingresos que están perdiendo las estaciones de servicio por la caída de las ventas de gasoil, que de acuerdo a estimaciones de los empresarios, sería del 40 por ciento. “El transporte de carga se ha minimizado a lo imprescindible y la industria maderera en la zona está parada”, lamentó el dirigente.