Este año las conversiones avanzaron a un ritmo de 14.000 unidades mensuales, gracias a la diferencia de costos que se desató con las naftas, quizás la más favorable en toda la historia. El mercado de las estaciones está consolidado, permitiendo viajar por casi todo el país sin inconvenientes para conseguir suministro.
Preferido por más de 1.500.000 de automovilistas, el GNC vuelve a retomar el camino del desarrollo para convertirse en la mejor alternativa a los líquidos. Tiene sobrados motivos –económicos y ecológicos- para acoplarse a la matriz energética y competir mano a mano con el resto de los combustibles tradicionales.
Luis Navas, asesor legal de la Asociación de Estaciones de Servicio (AES) destaca que si bien en el surtidor hubo actualizaciones, la diferencia de precio del GNC con las naftas alcanzó su máximo histórico. “Es muy atractivo a la hora de analizar la conversión por parte del consumidor”, sostiene.
De ahí que analiza un futuro próspero para la actividad: “Las perspectivas del rubro son cada vez mejores; Argentina está entre los países con mayor tecnología para las conversiones a precios muy competitivos”. Este año, asegura que el promedio de los últimos nueve meses fue de 14.000 conversiones por mes.
Por el lado de la oferta, Navas señala que “la red troncal de transporte y distribución hace que el fluido llegue a todo el país, con excepción de Corrientes, Chaco, Misiones y Formosa”. En su opinión “el GNC es un combustible ya instalado en el consumidor que le ofrece seguridad, confiabilidad y un ahorro importante en su economía”.
Como consecuencia del crecimiento de los últimos tiempos, el referente del sector considera que la apertura de nuevos puestos de despacho de GNC está llegando a su techo. “Desde hace cuatro años viene en declive la instalación de nuevas estaciones de carga de GNC y nada se proyecta para revertir la tendencia”, opinó. Si bien la extensión de la red beneficia al consumidor, advierte que “le quita mercado a las bocas más cercanas”, afectando la rentabilidad.