El combustible entregado directamente por compañías petroleras y distribuidores mayoristas es mayor al del año pasado. Los principales clientes son el agro, la industria y las empresas de transporte. El 26 por ciento del gasoil que se vende en el mercado no pasa por las bocas de expendio
El masivo cierre de estaciones de servicio ocurrido durante las últimas décadas no fue por casualidad, esta debacle del sector minorista se produjo en paralelo con un proceso de concentración de las ventas en manos de los grandes proveedores de combustibles.
Un informe de la Confederación de Entidades del Comercio de Hidrocarburos y Afines de la República Argentina (CECHA) grafica esta situación. Durante el período enero-junio de 2012 se consumieron en la plaza 5.482.842 litros de diésel, sumando las dos variedades. Si bien este año la demanda total creció 125.000 litros, el grueso de este excedente que tuvo como destino el agro, no pasó por las estaciones de servicio.
Tal es así que la participación de las petroleras y distribuidores mayoristas en este canal mejoró un dos por ciento. Esto trajo aparejado más bajas de locales, tal como se percibe en los datos que también difundió la entidad, en donde se comprueba que en 2012 se retiraron del negocio 183 empresarios, lo que determina un promedio de uno cada dos días.
Sin embargo, el problema del sector no termina ahí. Del total del combustible que sale por los puestos de venta, casi la mitad lo despachan establecimientos que pertenecen a las empresas refinadoras. En promedio, alcanzan a vender 566.000 litros mensuales, mientras que los locales administrados por operadores independientes con suerte alcanzan 270.000.
Esto se debe a que los comercios de petroleras están ubicados en zonas estratégicas, tienen garantizado el abastecimiento de naftas y gasoil – aun cuando el mercado en general está desabastecido – y presentan una fachada vistosa y de última tecnología, además de que los mini-mercados suelen ser amplios y atractivos.
Para prevenir que sigan cerrando, José Ricardo Brillo, Diputado por el Movimiento Popular Neuquino presentó en la Comisión de Energía y Combustibles un proyecto que establece un plazo máximo de cinco años para que las petroleras y refinadoras de combustibles transfieran sus estaciones de servicios a otras empresas Pymes. Las restricciones apuntan en dos direcciones: a la cantidad de bocas de expendio propias que pueden tener y el volumen sobre el total de las ventas.