Entre la congoja y el respeto que sabe ganarse aquel que predica con el ejemplo, los socios de la Cámara de Comerciantes de Derivados del Petróleo, Gas y Afines, despidieron a Tiburcio Sanz. El socio fundador de CAPEGA nació el 18 de agosto de 1927. Sus restos fueron velados en Flores entre cientos y cientos de personas que quiso decir “adiós” al reconocido empresario. Los estacioneros, no solo de Tucumán, sino del país, admiten haber perdido a un “gran ejemplo”.
Sin dudas su familia, especialmente sus hijos Gustavo, Claudia y Francisco, serán quienes sentirán mayormente la ausencia de un hombre que, a pesar de haber delegado tareas de sus empresas (4 estaciones de servicio), siempre “estuvo presente”. Estas dos palabras conforman el denominador común de la descripción de Tiburcio Sanz, quien además de co fundador CAPEGA, fue presidente y el primer secretario de la Comisión Directiva.
“Para quienes integramos esta Cámara, se fue una persona muy respetada en el ambiente, con un conocimiento acabado de cada cuestión vinculada a los combustibles. Agradable, querida. Nos impactó la noticia y ahora sólo nos interesa acompañar a la familia”, dijo el presidente de CAPEGA, Gonzalo Rodriguez.
No fueron diferentes los términos de una de las empleadas de la familia, Lorena. “Don Tiburcio era un hombre impecable y recto. Siempre orientándonos. Era riguroso hasta en la puntualidad de la gente. Sus hijos son excelentes personas y seguramente podrán realizar este trabajo muy bien, pero él (por Tiburcio) siempre lo extrañaremos. Estaba en absolutamente todo. Un verdadero ejemplo”, concluyó la mujer con la voz entrecortada.
Desde la Cámara que el mismo vio nacer, rendimos este humilde homenaje.