Tanto los dueños como los empleados de la actividad prefieren no abrir los comercios a partir de las 22 horas por el crecimiento de los robos durante esa franja horaria y para bajar los costos operativos. En algunos pueblos del interior del país no quedan puestos disponibles pero la gente se acostumbra y carga durante el día
Una tendencia que viene gestándose en el sector de las bocas de expendio desde hace varios años es la de bajar las persianas por la noche para evitar los asaltos a playeros. Estos comercios están expuestos a los hechos de inseguridad y es por eso que sus dueños deciden detener la venta de combustibles ante un contexto financiero hostil que no permite contratar agentes privados.
Miguel de Paoli, presidente de la Cámara de Expendedores de Chaco asegura que “el 40 por ciento de los locales apagan las luces después de las diez de la noche”. Se trata principalmente de los establecimientos de zonas periféricas próximos a los asentamientos precarios. En el centro de las ciudades, en cambio, se percibe un mayor movimiento y los operadores acceden a prestar el servicio a pesar de que este turno agrava los problemas de rentabilidad.
“Las estaciones que tienen GNC son más redituables y en su mayoría permanecen abiertas”, diferencia el dirigente de las que ofrecen solo naftas y gasoil.
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El turno nocturno representa la tercera parte de los costos laborales del negocio, ya que las jornadas son de 8 horas al igual que durante la mañana y la tarde. Para evitar el desgaste físico y psicológico de los empleados los expendedores hacen rotar a los empleados de manera que todos pasen por las tres tandas horarias. “Trabajar de noche en esta actividad es casi como decir estar castigado”, señala De Paoli.
En este contexto, el empresario explica que “hay un público que está cambiando los hábitos de consumo en función de las necesidades”. Los automovilistas consiguen naftas durante el día y prácticamente no hay problemas de abastecimiento en las ciudades. De hecho, en algunas zonas los operadores se distribuyen los días de la semana para cerrar y no dejar sin combustible a la comunidad.
En invierno es cuando más se acentúa esta modalidad por el bajo movimiento de automóviles durante la madrugada. En Capital Federal y otras ciudades importantes como Santa Fe y Córdoba, esta alternativa no se da con tanta frecuencia como en los pueblos del interior.
