A pesar del desconocimiento que existe sobre estas alternativas, los expendedores afirman que los incorporarán como opción “si son útiles para mejorar la rentabilidad”. En el caso de la Supercard ya le dieron el ok porque representará un gasto menor en comisiones y un plazo de pago más corto que las tarjetas convencionales
Si bien todavía no es una herramienta que esté expandida en el mercado, muchos comerciantes minoristas ya muestran su flexibilidad sobre la posibilidad de aceptar como elemento de compra a los nuevos Certificados de Depósito para Inversión (Cedin). El objetivo es que puedan ser utilizados para pagar en supermercados e, incluso, para la cancelación de impuestos. También servirán para algunos tipos de consumo.
Las estaciones de servicio son unas de las apuntadas para que incorporen como medio de pago a los Cedin. La condición estatal de la principal petrolera del país es cardinal para impulsar su admisión, especialmente en aquellas que pertenecen a la red propia, que son el 20 por ciento de las bocas.
Según opinan los especialistas, hay reticencia sobre este instrumento que fue pensado inicialmente para la compra de propiedades. “Mucha gente tardará un tiempo en hacer el switch mental respecto de que podrían ser destinados a otros usos”, afirmó Fabián Castillo, secretario institucional de CAME. “Vendría bien sumarlos como alternativa de pago siempre sirve ampliar el abanico de opciones”, señaló.
Esta nueva opción se sumaría a la Supercard, que debutará en breve. Los estacioneros ya le dieron el ok porque representará un gasto menor en comisiones y un plazo de pago más corto que las tarjetas convencionales, especialmente aquellos que comercializan combustibles bajo la modalidad de consignación, con mínimo beneficio sobre el monto total de cada venta.
Según explican los operadores de la petrolera, las comisiones de las tarjetas sumadas al costo del impuesto al cheque absorben el 30 por ciento del margen bruto promedio y en la mayoría de los casos este monto supera ampliamente la rentabilidad de la estación de servicio. A esto se suma el plazo de pago de las de crédito, que ronda los 25 días reales, lo que implica inmovilizar un capital de trabajo desproporcionado con la rentabilidad del negocio.