De las 420.000 toneladas de zanahorias recogidas en 2010 en España, alrededor de un 20% fueron descartadas tras no cumplir con los estándares de forma o tamaño requeridos, según datos del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente. Investigadores de la UNED, en colaboración con la Universidad Nacional del Litoral, en Argentina, han desarrollado un método para convertir tales desechos en bioetanol, un compuesto químico obtenido a partir de la fermentación de azúcares que puede usarse como combustible.
«Cualquier producto que posea hidratos de carbono, ya sean simples o complejos, puede convertirse en etanol por fermentación alcohólica», indica María Rojas, investigadora del departamento de Química Inorgánica y Química Técnica de la UNED, y responsable del proyecto, que se publicó en la revista Bioresource Technology.
La zanahoria posee entre un 8 y un 10% de azúcares simples y un 1% de almidón, pero nunca se había utilizado con esta finalidad. El bioetanol se suele producir a partir del maíz o la caña de azúcar, pero este combustible se puede extraer de diversos sustratos orgánicos.
Los investigadores españoles y argentinos han desarrollado un proceso de fermentación alcohólica de la zanahoria que separa los azúcares del mosto creado con los restos de zanahoria.
Se procesa la zanahoria en trozos muy pequeños y se somete a una hidrólisis enzimática, con una ruptura de las moléculas de mayor tamaño, formadas por glucosa. Así, el azúcar de los tejidos queda libre para ser consumida por las levaduras. A continuación tiene lugar la fermentación etílica, donde se utilizan levaduras –similares a las empleadas para producir vino, cerveza e incluso de pan– que son capaces de transformar el azúcar presente en el mosto, en etanol y dióxido de carbono. Por último, el etanol es purificado por destilación.
Los restos de las zanahorias no tienen únicamente una utilidad energética. La pulpa de la zanahoria resultante del proceso puede servir para alimentar animales, extraer carotenos, los compuestos que le dan su característico color naranja, muy utilizados en la industria farmacéutica y alimentaria, o incluso para consumo humano.
El proyecto está aún en fase piloto, pero los investigadores preven construir una planta en Santa Fe, Argentina, para desarrollarlo a gran escala. Estiman que será capaz de procesar entre ocho y diez toneladas de zanahorias al día.