No todo el volumen de naftas y gasoil que sale de los surtidores va a parar al tanque de los autos, una gran proporción se aplica a otras actividades entre ellas el campo y el transporte. No obstante las tres cuartas partes de lo que se vende tiene como destino final el consumo del público.
Los primeros siete meses del año se despacharon 12.500 millones de litros de naftas y gasoil sin embargo no todo ese volumen fue canalizado por las estaciones de servicio, gran parte se comercializó de manera directa con destinos variados.
Los motivos de esta operatoria se fundan en diversas cuestiones aunque la más importante está relacionada en razones logísticas ya que muchos de estos centros de consumo requieren para su abastecimiento de unidades especialmente acondicionadas.
Es así que de esa cantidad de litros por ejemplo, el agro demandó un 5 por ciento, el transporte de cargas el 3.5; el de pasajeros 4 y otras empresas el 9 por ciento. El resto se repartió entre el búnker, las centrales eléctricas y el transporte ferroviario, aunque el grueso salió de los surtidores de las estaciones de servicio.
En efecto, las tres cuartas partes del combustible que se vende en el país se contabiliza a través de este canal, ya sea por bocas independientes o propias de las petroleras, las cuales concentran el 22 por ciento de los expendios de naftas y el 26 de gasoil.
De acuerdo a este relevamiento que analiza el comportamiento del mercado al público desde enero a julio y que lleva la autoría de la Secretaría de Energía, el negocio de los combustibles es disputado por ocho empresas de las cuales YPF es la líder con el 55 por ciento del share; le sigue Shell con el 17.3; Axion, 12.18; Petrobras, 5.9; Oil, 4.5; PDVSA, 2.4; Refinor, 2.1 y Dapsa, 0.62 por ciento.
El informe concluye que durante los siete primeros meses del año, el segmento minorista comercializó 4.892 litros de diesel en sus dos variedades y 4.472 de naftas en sus tres tipos.
