A valores oficiales, el litro de nafta en el interior cotiza 1.83 dólares, el mismo precio que en Austria, Nueva Zelanda o España. Hace pocos años atrás la Argentina se situaba entre los países más baratos del mundo pero los actuales valores de las naftas la instalan entre los más caros.
El fuerte aumento del 5.4 por ciento promedio en todos los surtidores del país, posicionó a la Argentina entre los países más caros del mundo en materia de combustibles. A valores oficiales, a partir del 1º de abril el litro de nafta Premium cotiza a 1.83 dólares, lo mismo que en Austria, Nueva Zelanda o España.
El precio local se ubica 36 centavos de dólar por encima del índice medio mundial, que según el Portal especializado GlobalPetrolPrices.com es de 1.47 de la moneda estadounidense. De acuerdo al relevamiento los países más ricos tienen los precios más altos, mientras que los más pobres y los que producen y exportan petróleo tienen precios significativamente más bajos. Las excepciones a esta regla, la conforman aquellos, que como el nuestro incluyen un alto componente impositivo, y los que lo subsidian, como Venezuela.
Precisamente la conflictuada nación caribeña es actualmente la que ostenta el valor más bajo del planeta: tan sólo 0.03 centavos de dólar. Le siguen los productores de crudo, como Irán, Arabia Saudita, Kuwait, Qatar, Bahrein, Egipto, Omán y Brunei; todos ofrecen el litro de combustible a menos de una quinta parte que el más caro que es Noruega (u$s 2.87).
Por su condición de importador neto, el más alto de la región es sin dudas Uruguay. Allí la nafta se paga 1.87 dólares, 4 centavos más que en Colombia y la Argentina, 22 por encima de Paraguay, 27 que Chile y Perú, 60 que Brasil y 1.33 que Bolivia.
Giro drástico
Hace tan sólo siete años atrás la nafta argentina se posicionaba entre las diez más baratas del mundo. Eran tiempos de congelamiento de precios a contramano del ajuste que proponía el valor internacional del crudo, cuando el litro de súper no pasaba la barrera de los 2 pesos sustentado en una política oficial de subsidios a los combustibles líquidos.
El fin de la era del autoabastecimiento y la creciente necesidad de importar para atender la demanda interna provocó un fuerte déficit en las arcas públicas. Para revertir esta situación y a la par dotar a la estatizada YPF del capital indispensable para retomar la senda del crecimiento energético, el Gobierno debió sincerar los precios. La devaluación y el aumento del costo de vida también hicieron su parte, por lo que es de esperar que se siga estrechando la brecha que hasta hace muy poco nos separaba del mundo.