Cada vez se hace más difícil para la gente identificar el posicionamiento de las petroleras en el segmento minorista. La brecha entre YPF y el resto de las empresas se redujo en lo que a gasoil respecta, mientras que en el caso de las naftas se mantuvo con los años ¿Cómo evolucionará el negocio?
¿Cuánto cuesta un litro de nafta súper? Luego de las subas aplicadas por las petroleras a principios de año, superiores al 25 por ciento, el público sólo sabe que YPF es la insignia más económica y conveniente, por eso se ven las colas en sus estaciones de servicio.
Miguel de Paoli, presidente la Cámara de Expendedores de Chaco (CECACH) plantea la falta de claridad del costo de los productos es un problema que excede al sector: “el peligro de la inflación no es la desinformación sino la confusión que se genera en los consumidores respecto a los precios de los bienes de la economía en general”. En la actualidad los automovilistas desconocen los valores de cada bandera.
En junio de 2008, el gasoil grado 2 se comercializaba en las bocas de Shell a $2,55 el litro, en las de en ese entonces Esso, 2,40 y en las de YPF 2,15. La diferencia entre la empresa más cara y la más barata era del 19 por ciento. En nafta súper, en cambio, era del 7 por ciento.
En 2014, después de dos años de aumentos progresivos e intensos, el mercado quedó nivelado: en los dos productos de mayor demanda la distancia entre empresas bajó al 8 por ciento, de acuerdo a datos de marzo de 2014 aportados por la entidad que representa a los expendedores de Chaco.
“Porcentualmente se acortaron las diferencias en el Gasoil Grado 2 pero en pesos se duplicaron. En la nafta súper se mantuvo la brecha en porcentaje, pero en pesos se extendió un 400 por ciento”, analiza De Paoli.
Estos valores no representan a Capital Federal, aclara el dirigente, distrito en que “los valores son muy inferiores a los del interior del país, generando un efecto más desfavorable para los consumidores alejados de los grandes centros urbanos”.
Los ajustes de precios se van a mantener, opina De Paoli, considerando que “las causas de la escasez de combustibles no son coyunturales sino estructurales, consecuencia de la falta de inversiones en materia energética desde hace dos décadas. Por estas razones, estimo que los precios en la Argentina continuarán su tendencia en alza hasta equiparar los precios de otros mercados latinoamericanos”.
El directivo sostiene que “si bien la Argentina se caracterizó por autoabastecerse y destinar un remanente a la exportación, en los últimos años se convirtió en un importador neto de gasoil y recientemente de naftas”. En paralelo, señala que “el consumo de combustibles se ha incrementado significativamente acompañando el crecimiento que experimentó la economía de la post-convertibilidad”.
En el contexto actual, y aun cuando se han puesto en marcha inversiones, considera que “resulta difícil sostener los niveles de demanda de naftas y gasoil teniendo en cuenta la limitada capacidad de refinación y de disponibilidad de crudo”. En tanto, evalúa que “cualquier escenario de crecimiento futuro plantea la necesidad de recurrir a mayores compras al exterior para cubrir la necesidad del transporte, del sector agropecuario y de la generación eléctrica”.