¿Cuáles elementos se deben tener en cuenta para evaluar la contaminación de una estación de servicio?

Expertos en la materia desarrollan conceptos técnicos que permiten entender el proceso por el cual se evalúa el grado de contaminación de los terrenos en los que se despacha combustibles. Además de las actividades que realiza el hombre, aclaran que Importa el estado original de los suelos y la incidencia de los fenómenos naturales.

fotopre6957cA la hora de analizar el estado de contaminación que ha alcanzado la superficie de las bocas de expendio de combustibles, donde a priori se advierte que puede haberse producido un daño al medio ambiente, los especialistas en la materia realizan estudios que contemplan todas las variables del ecosistema, tanto las producidas de manera natural como artificial.

Esta es la primera tarea que deben encargar los dueños de los comercios para cumplir con la reglamentación nacional encargada de regular el deterioro al medio ambiente. Además de las consecuencias que puede haber provocado el derrame de naftas o elementos peligrosos, el suelo puede degradarse al acumular sustancias que a ciertos niveles de concentración se vuelven tóxicas para los organismos que lo habitan. Se trata de una degradación química que provoca la pérdida parcial o total de la productividad del suelo.

Por eso, Gerardo Parino, apoderado de Parino Group (http://www.parinogroup.com.ar), una compañía que ofrece soluciones integrales para las bocas de expendio y otros rubros afines recomienda como primera medida “realizar estudios ambientales, que consisten en el muestreo de suelo y agua para determinar la presencia de hidrocarburos”.

No sólo los establecimientos que presentan gran antigüedad son los que tienen mayor riesgo de haber afectado el terreno, también pueden presentar irregularidades a la normativa locales que por cuestiones geológicas o sociales – por cercanía a industria, por ejemplo – acumularon materiales perjudiciales en los terrenos.

“En los estudios de contaminación no basta con detectar la presencia de contaminantes sino que se deben definir los máximos niveles admisibles y además se deben analizar posibles factores que puedan influir en la respuesta del suelo a los agentes contaminantes como son: vulnerabilidad, poder de amortiguación, movilidad, biodisponibilidad, persistencia y carga crítica”. Estos pueden modificar los denominados «umbrales generales de la toxicidad» para la estimación de los impactos potenciales y la planificación de las actividades permitidas y prohibidas en cada tipo de medio.

Los resultados de estas investigaciones serán tenidos en cuenta para la posterior evaluación del costo del Seguro Ambiental Obligatorio (SAO), tal como prevé en sus párrafos la Ley General de Ambiente 25.675 en relación a las actividades de mayor riesgo o categoría tres, en donde encuadran las estaciones de servicio.

De acuerdo a los expertos de Parino Group el concepto de vulnerabilidad representa el grado de sensibilidad – o debilidad – del suelo frente a la agresión de los agentes contaminantes. Está relacionado con la capacidad de amortiguación. A mayor capacidad de amortiguación, menor vulnerabilidad. El grado de vulnerabilidad de un suelo frente a la polución depende de la intensidad de afectación, del tiempo que debe transcurrir para que los efectos indeseables se manifiesten en las propiedades físicas y químicas de un suelo, y de la velocidad con que se producen los cambios secuenciales en las propiedades de los suelos en respuesta al impacto de los contaminantes.

Este “termómetro” permite diferenciar los riesgos potenciales de diferentes actividades o predecir las consecuencias de la continuación en las condiciones actuales. En muchas ocasiones, resulta difícil obtener los grados de sensibilidad del terreno frente a un determinado tipo de impacto, debido a la fuerte heterogeneidad de los suelos.

Otro concepto a tener en cuenta es el “Poder de amortiguación”: se trata de las propiedades físicas, químicas y biológicas del suelo que lo hacen un sistema clave, especialmente importante en los ciclos biogeoquímicos superficiales, en los que actúa como un reactor complejo, capaz de realizar funciones de filtración, descomposición, neutralización, inactivación, almacenamiento, etc. Por todo ello el suelo actúa como barrera protectora de otros medios más sensibles, como los hidrológicos y los biológicos. La mayoría de los suelos presentan una elevada capacidad de depuración.

Esta capacidad de limpieza tiene un límite diferente para cada situación. Cuando se alcanza ese límite el suelo deja de ser eficaz e incluso puede funcionar como una «fuente» de sustancias peligrosas para los organismos que viven en él o de otros medios relacionados.

Por ende se define como suelo contaminado a aquél que ha superado su capacidad de amortiguación para una o varias sustancias, y como consecuencia, pasa de actuar como un sistema protector a ser causa de problemas para el agua, la atmósfera, y los organismos. El grado de polución de un suelo no puede ser estimado exclusivamente a partir de los valores totales de los contaminantes frente a determinados valores guía, sino que se hace necesario considerar la biodisponibilidad, movilidad y persistencia.

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(Fuente: SURTIDORES)