Salvo Shell y PDVSA, el resto de las petroleras operan con producción de hidrocarburos propia, aunque no en todos los casos alcanzan la cantidad y calidad suficiente para autoabastecerse. Esta tendencia de manejar toda la cadena de producción aliviana los efectos del alza del crudo en la plaza local, pero así y todo, expertos estiman fuertes incrementos en los surtidores.
Las insuficientes inversiones desarrolladas en las últimas décadas en materia petrolera desencadenaron en cambios trascendentes para la actividad. La escasez de producción impulsó el costo del barril de crudo en el mercado interno – pasó de 42 dólares a comienzos de año a 75 en diciembre -, obligando al Gobierno a sincerar los valores al público y a recuperar YPF, la principal operadora tanto en Upstream como en Downstream.
En el sector privado tomaron nota de los movimientos y evaluaron que para ser rentables en Argentina hay que dominar toda la cadena de producción: desde la exploración y explotación de petróleo y gas hasta la elaboración de combustibles líquidos. Actualmente cuatro de las cinco marcas que tienen destilerías funcionan de esta manera (YPF, Oil Combustibles, Axion Energy y Petrobrás), siendo Shell la excepción, aunque por estos momentos se encuentra interesada en los recursos no convencionales, dando sus primeros pasos en Vaca Muerta.
Jorge Gaimaro, secretario del Instituto Argentino de la Energía “General Moscóni» explica que este modo concentrado de operar en el mercado disminuye los efectos del alza del barril de petróleo e indirectamente aliviana la presión sobre los precios de las naftas al público, garantizando a la vez ciertos niveles de rentabilidad que en otras condiciones no podrían alcanzarse. El caso más reciente es AXION Energy, del Grupo Bridas, que anunció inversiones en la planta de Campana por 1200 millones de dólares.
Sin embargo, Gaimaro aclara que tampoco puede disociarse totalmente la influencia de las referencias internacionales. “El costo del crudo, como principal materia prima, influye en función de la evolución de la cotización del dólar, dado que su precio está establecido en esa moneda”, sostiene. Además, señala que los insumos deben traerse de otros países y se pagan con divisas.
Por su parte, el directivo del IAE entiende que “esta tendencia hacia la integración fortalece el desarrollo del negocio pero no es una condición excluyente”. Aclara que “en mercados con alta intervención estatal, como era nuestro país hasta la década del 90 con precios de venta oficial y una mesa de crudos para distribuir materia prima, la única empresa integrada era YPF, mientras que las demás participaban con muy buenos resultados. Estoy hablando de Esso, Shell e Isaura, todas con refinerías y logística propias”, remarcó.
En el caso argentino el especialista explica que no todas las compañías disponen de la calidad de crudo más buscada que, por sus rendimientos en productos livianos e intermedios, es el del tipo Medanito, proveniente de la cuenca neuquina. Gaimaro prefiere hablar de “grados de integración”, que permiten cierta flexibilidad operativa.
En este contexto, el experto del IAE analiza que de cara al futuro la estrategia de las empresas será avanzar en esta dirección, tal como se mueven en el resto del mundo. La refinación de naftas y gasoil independiente de la extracción de crudo no genera demasiadas expectativas por el control que ejercen los gobiernos sobre los precios al consumidor.