Las plantas chicas y medianas que elaboran biodiesel paralizaron la producción a la espera de mejoras en los precios internos, obligando a las destilerías a incrementar las compras de diesel al exterior. Especialistas en el rubro advierten que la desgravación de las importaciones de combustibles tradicionales perjudican la expansión de un producto argentino, renovable y más económico.
En 2013 los productores de biodiesel entregaron 885.000 toneladas de biodiesel a la plaza local con el objetivo de cumplir con el corte obligatorio de gasoil al 8 por ciento. De ese total, el 70 fue abastecido por las empresas pequeñas y medianas, aquellas que elaboran menos de 100.000 toneladas al año; el resto, 265.000 toneladas, fueron suministradas por las grandes e integradas. Así y todo, la industria operó a menos de la mitad de la capacidad operativa por la caída de las exportaciones a la Unión Europea.
A partir de la devaluación de la moneda, medida que encareció en un 25 por ciento de producción por la incidencia de los insumos importados, sumada a la desactualización de los precios internos, las firmas de baja escala decidieron por unanimidad dejar de producir el biocombustible hasta tanto la Secretaría de Comercio Interior que dirige Augusto Costa publique los precios de noviembre y diciembre. Con las referencias actuales los operadores aseguran que pierden más de 1.500 pesos por tonelada.
En consecuencia, las petroleras tendrán que importar más gasoil de lo que tenían previsto para este cuatrimestre. Claudio Molina, Director Ejecutivo y Socio Fundador de la Asociación Argentina de Biocombustibles e Hidrógeno, explicó uno de los puntos que llevaron a esta situación: “la desgravación de las importaciones de naftas y gasoil es un beneficio establecido por ley en el presupuesto 2014 que a mi entender institucionaliza el “anti-compre” nacional, despreciándose un producto argentino, renovable y más barato, como es el Biodiesel, poniéndose al mismo tiempo en peligro al desarrollo de la industria nacional de bioetanol”. Asegura que es una medida “anticonstitucional”, considerando que viola principios tributarios.
Molina afirma que a ciertos funcionarios radicalizados del Gobierno que están en contra de los biocombustibles no les preocupa que las petroleras tengan que girar más dólares al exterior para conseguir stock, debido a que en el presente esquema impositivo se beneficia las cuentas de YPF. Explica que el diésel desgravado termina siendo más económico que el Biodiesel, siendo que paga 41 por ciento de impuestos específicos a los combustibles. Pero en igualdad de condiciones, aclara que el Biodiesel es más barato.
“Todo esto es para favorecer los números de YPF, que al tener una participación del orden del 55% mercado de los combustibles, genera beneficios indirectos al Estado de alrededor de apenas un tercio de la renta que transfieren los productores de biocombustibles, pero que lamentablemente no va en beneficio del consumidor, porque los precios en surtidor nunca bajan”
Molina cargó contra el directorio de YPF: “además, está claro que cuanto mejores sean los resultados de YPF, más altos son los bonos que se transfieren a sus directores, algunos de los cuales dictan política energética como si fueran responsable de ella en la Administración Central”. Alerta que “es como estar de los dos lados del mostrador”.
“Para finalizar, paradójicamente, Shell Argentina es la empresa que mejor cumplimiento ha dado a sus obligaciones de incorporar biocombustibles a las naftas y gasoil que comercializa. Este sería un buen ejemplo a seguir por nuestra empresa nacional y popular”, agregó Molina.
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