Actualmente hay varios proyectos en danza para construir nuevas refinerías, indispensables para dar respuesta a la demanda de combustibles en alza. A los empresarios, sin embargo, se les hace difícil competir contra las importaciones subvencionadas. Condicionan las inversiones a un cambio de rumbo.
El déficit energético no para. En el acumulado de enero a octubre, la diferencia entre las exportaciones y las importaciones de combustibles arrojó un saldo negativo de 5792 millones de dólares. La cifra impacta pero aun más su proyección: según los especialistas 2013 cerrará con un rojo cercano a los 10.000 millones.
Las compras de naftas, gasoil, fuel oil y especialmente gas por barcos a precios subsidiados, es la principal causa del quiebre de las finanzas públicas. Para este año las operaciones totalizarían unos 13.000 millones aunque la situación será peor en 2014 ya que por el crecimiento de la demanda se estima una suba entre el 8 y 20 por ciento.
Para contrarrestar este escenario que se presenta tan desfavorable se necesitan producir más combustibles localmente. Las instalaciones actuales resultan insuficientes para responder a la expansión del consumo pero increíblemente son pocos los que están dispuestos a apostar al downstream a pesar de que los requerimientos del mercado superan con creces la oferta.
Una de las empresas que cuenta con un proyecto firme para construir una refinería con capacidad para procesar 778.000 metros cúbicos anuales de combustibles es Petrolera Argentina. Añadiría unos 238.000 m3/año de naftas y 540.000 m3/año de gasoil, que sumada a la capacidad de las actuales instalaciones, el potencial total de refino del grupo estaría al nivel de las plantas de Refinor o de Petrobras en Bahía Blanca.
Según precisaron a surtidores.com.ar fuentes de la compañía, actualmente se encuentran evaluando alternativas para sinergizarlo con los activos de otra importante petrolera, “lo cual resultaría en caso de prosperar, sumamente interesante para las tres partes” (los privados y el Estado en calidad de aportante de los montos del plan Refinación Plus).
Sin embargo, mucho del tiempo que podrían emplear en el emprendimiento lo ocupan haciendo gestiones ante las autoridades para mitigar los efectos negativos en la operación de una aplicación directa de los cupos exentos de impuestos a la importación de motogasolinas, tal como lo prevé la ley de presupuesto para el año próximo.
“Esto no solo en una condición desventajosa frente a las petroleras que tienen canales desarrollados de comercialización, sino que implica un giro de divisas al exterior y un costo fiscal muy alto, al tiempo que se desalienta la producción local”, lamentaron.