Es el resultado de los problemas de rentabilidad que sufren los expendedores de combustibles como consecuencia del avance de las petroleras sobre el mercado minorista. Desde diciembre de 2011 a igual mes del año pasado bajaron las persianas 183 comercios, en su mayoría locales de marca Shell e YPF durante la gestión de Repsol
La Confederación de Entidades del Comercio de Hidrocarburos y Afines de la República Argentina (CECHA) dio a conocer un relevamiento sobre el total de estaciones de servicio que registraron al mes de diciembre. Del análisis de los datos surge que en el último año dejaron el negocio 183 empresarios, ahogados por problemas financieros.
El ranking de las provincias donde más locales cerraron es el siguiente: Buenos Aires 51, Mendoza 31, Córdoba 19, Entre Ríos 18, San Juan 13, Tucumán 8, Río Negro 6, Capital Federal 6, Santa Fe 5, Misiones 4, La Pampa 3, Neuquén, Catamarca y Santiago del Estero 2, Chaco, Santa Cruz y Salta 1, mientras que el resto de los distritos no mostró cambios.
De las 3.837 bocas de expendio que hay actualmente en todo el país YPF gestiona 1.401, lo que representa un 36 por ciento. Durante el año pasado 38 operadores dejaron de usar la marca, de lo que se deduce, analizando las estadísticas, que algunos de ellos pasaron a ser blancos, debido a complicaciones para renovar el contrato con la petrolera, mientras que el resto directamente abandonó el rubro. Lo mismo habría ocurrido con estacioneros del resto de las compañías.
Shell, por su parte, disminuyó su red de estaciones de servicio en 60 unidades al pasar de 656 en diciembre de 2011 a 596 el mismo mes del año siguiente. Esso atravesó por el mismo proceso de cierre de puestos de carga de combustibles, aunque en una cifra algo más baja: 35 locales, similar a la evolución de YPF.
El único segmento del mercado que vio crecer su número es de las bocas blancas o sin bandera: pasó de 653 a 733, en su mayoría operadores de otras marcas que las petroleras no le extendieron el vínculo comercial. No es una buena noticia porque ahora deben comprar productos a distribuidores mayoristas a un precio más alto, dejan de tener garantías de abastecimiento, y esto, con el agregado de que pueden sufrir una merma en las ventas por el hecho de que ahora no disponen en la fachada del local la marca de una petrolera tradicional y reconocida.
Para mitigar esta situación crítica, las cámaras empresarias que representan a los expendedores de combustibles reclaman al Gobierno algunas medidas urgentes como las de impedir a las petroleras vender productos a las empresas de transporte y el agro, como así también de disponer de puestos de venta propios.