Los requerimientos de las últimas tecnologías motrices fue el principal motivo pero también influyó la escasez de los productos tradicionales. Treparon además en la participación de la canasta de combustibles: en 2010 se vendían 14 litros de nafta o gasoil ultra de cada 100, hoy esa cifra escaló a 20
Las nuevas tecnologías motrices demandan mejores combustibles, con más octanos en el caso de las naftas y mayor cantidad de cetanos en el del gasoil, y menos perjudiciales para el medio ambiente. Esta y otras razones menos emparentadas con el parque automotor y más con la escasez de productos tradicionales, impulsaron en los últimos años el consumo de hidrocarburos Premium.
Según datos oficiales provistos por la Secretaría de Energía, desde mayo de 2010 la demanda al público de combustibles Ultra se incrementó 60 por ciento, esto es de 174 millones a 274 millones de litros. También treparon en la participación de derivados: en 2010 se vendían 14 litros de nafta o gasoil de máxima calidad de cada 100, hoy esa cifra trepó a 20.
De acuerdo a esta tendencia todo indicaría que en un breve lapso de tiempo podrían igualar el consumo de sus competidores menos dotados cualitativamente, sin embargo la actualidad encuentra un mercado amesetado. Es que en el caso del diesel la mayoría de las empresas debe importarlo pero a la vez comercializarlo a un precio regulado por el Estado, acarreando con ello un quebranto en sus finanzas que no están dispuestas a seguir acumulando.
Para ejemplo basta mencionar que meses antes de la nacionalización de YPF, el Gobierno no autorizó a la petrolera a conseguir los dólares necesarios para su compra, provocando el desabastecimiento de Euro Diesel en las estaciones de servicio. En 2011, la petrolera que concentró el 62 por ciento de las ventas al público de gasoil Premium debió importar casi 932 millones de litros de ese combustible, más incluso que el volumen comercializado en los surtidores.
Para paliar ese déficit, la nueva gestión de la compañía estatal que ostenta el 57 por ciento del mercado de los derivados Grado 3, destinó 320 millones de dólares a la construcción de una planta de hidrodesulfuración en la refinería de La Plata y 2.600 millones de pesos en la de Luján de Cuyo, que permitirán reconvertir gasoil en combustible de alta calidad con bajo contenido de azufre, destinado al consumo automotor.