Es consecuencia de los ajustes que sufrieron en las condiciones comerciales que les imponen las petroleras, en concepto de publicidad, como así también por la subas en las facturas de luz, gas y agua. Advierten que se agrega un nuevo aspecto que hasta hace algunos años no estaba previsto: la inseguridad
Los egresos de las bocas de expendio ascienden a pasos agigantados. El año pasado, en comparación con 2011, los costos del negocio ascendieron un 40 por ciento, contemplando en la cuenta el grueso de los factores que intervienen en la comercialización de naftas y gasoil, tendencia que en lo que va del año parece acentuarse.
Ángel Luis Bigatti, presidente de la Cámara de Expendedores de Formosa, señala que hasta el momento no se pudo cuantificar el impacto sobre este primer trimestre de 2013, debido a la falta de estudios sobre el tema, pero por lo que puede percibir “es muy gravoso”.
En cuanto a las modificaciones legales, mencionó que “se cambió el Código Tributario provincial y municipal, con sensibles aumentos para el 2013, en muchos casos superior al 100 por ciento”. Ejemplificó con la TRS de Inspección e Higiene, que ahora se calcula en porcentaje sobre las ventas”.
El Impuesto Inmobiliario, tuvo la misma suerte, ya que se aplicó un nuevo incremento en las valuaciones y alícuotas simultáneamente. Asimismo, destaca que “el tributo sobre carteles y letreros aumentó exponencialmente”, lo que derivó en un fuerte reclamo a las autoridades.
A este combo que amenaza la rentabilidad de los empresarios, Bigatti indicó que “deben preverse gastos adicionales por la inseguridad, ya que se han presentado casos de asaltos a mano armada y lesiones en accidentes”. Varios establecimientos contrataron personal y adquirieron dispositivos de control, como cámaras de vigilancia.
En el caso puntual de las estaciones de servicio de YPF, apuntó que “con la renovación de los contratos aparece el canon por explotación de estación de servicio que exige la petrolera y representa varios miles de pesos mensuales”.
Siguiendo con el listado, consideró que “los gastos de mantenimiento se duplicaron”. La reparación de surtidores cuesta cada vez más dinero, con el agravante de que en su zona la petrolera no facilita la renovación de equipos, impidiendo la modernización y optimización del negocio.