Estaciones cerradas: proponen la creación de un registro para controlar su situación medioambiental

fotopre9721El senador nacional Guillermo Pereyra presentó un proyecto en la Cámara Alta reclamando un registro de estaciones de servicio en desuso, así como conocer los controles que existen para garantizar el cumplimiento normativo cuando se detecten pérdidas en sistemas de almacenaje subterráneo.

El cierre de estaciones de servicio sigue preocupando al ámbito legislativo. Recientemente el diputado por UNIR, Alberto Asseff reclamó al Gobierno que para revertir la situación, impulse la apertura nuevas bocas otorgando beneficios de carácter impositivo y crediticio a dicha actividad, a efectos que recupere rentabilidad y resulte atrayente para los inversionistas.

Ahora el que se introdujo en el tema fue el senador nacionalGuillermo Pereyra, quien planteó  la necesidad de contar con un registro de estaciones de servicio en desuso, a la par de conocer los controles que existen para garantizar el cumplimiento normativo, cuando se detecten pérdidas en sistemas de almacenaje subterráneo de hidrocarburos, como también el plan de investigación y evaluación de contaminación.

“La contaminación accidental más frecuente de suelos en nuestro país se verifica con hidrocarburos provenientes de instalaciones fijas como destilerías de petróleo, tanques subterráneos de estaciones de servicio, etc, o producidos por siniestros en rutas con derrame de derivados del petróleo”, explica. “Hoy en día, a nivel nacional, existe una gran cantidad de estaciones de servicios abandonadas que necesitan tareas de remediación para paliar el pasivo ambiental”, preciso Pereyra

Para abordar este tema, el legislador explica que el tratamiento y recuperación de suelos contaminados se puede definir como el conjunto de operaciones realizadas con el objetivo de controlar, disminuir o eliminar los contaminantes presentes. Las técnicas in situ son de menor costo, de bajo impacto ambiental inducido pero existen muchas dudas sobre los resultados finales.

Las técnicas ex situ, en cambio, se destacan por su efectividad, dado que el suelo contaminado es físicamente eliminado y el suelo nuevo que se incorpora se homogeniza con el anterior no contaminado, pudiendo controlarse mejor el proceso. El sistema se opera prescindiendo de los factores externos como el clima.

“Estas técnicas tienen el problema del alto costo” lamenta Pereyra. Debido a esto, puntualiza que la selección de la mejor tecnología de remediación debe surgir como consecuencia de estudios ambientales y de una valoración de los costos del proyecto.

Conocedor de los procedimientos precisa que los estudios ambientales se dividen en estudios Fase I (Norma ASTM E1527-00) y de Fase II (Norma ASTM E1903- 97). Los primeros constituyen un registro histórico que no implica muestreos del lugar. Los estudios Fase II derivan en la instalación de pozos freatímetros para la evaluación del estado ambiental del subsuelo, donde se puede analizar la dispersión de los contaminantes en el área y en sentido vertical.

Si los estudios realizados revelan la necesidad de tomar acciones correctivas, se realizan ensayos hidráulicos que permitan conocer mejor el subsuelo en general a efectos de seleccionar la mejor tecnología y adecuarla al lugar a remediar. De ahí que sugiere “no comenzar efectivamente la remediación hasta tener la aprobación de la propuesta”.

(Fuente: SURTIDORES)