Está prevista una audiencia para hoy a las 10 de la mañana con representantes del Ministerio de Seguridad. ¿Con qué objetivo? Analizar soluciones a los hechos delictivos. Crece la violencia en la zona, a pesar de la presencia de gendarmería. El problema de los motociclistas que llegan al surtidor, cargan nafta y roban la billetera del playero.
Iván Scozziero, presidente de la Cámara de Expendedores de Santa Fe, está preocupado por “la modalidad” con la que se presentan los atracos en su zona, no sólo por la frecuencia con la que vienen desarrollándose. “Están creciendo y en forma violenta”, asegura, por eso es que gestionó con las fuerzas de seguridad una reunión para plantear el tema, que tendrá lugar hoy a las 10 de la mañana en Rosario.
Según anticipa el operador del encuentro también participarán los directivos de la Federación de Expendedores de Nafta del Interior (FAENI), la Cámara de Estaciones de Servicio, Garages y Afines de Rosario (CESGAR) y el sindicato de la provincia, dirigido por Ismael Marcón.
“Gestionamos una entrevista para reclamar más efectivos en las estaciones. Algún tipo de seguridad extra, patrullajes, más presencia policial”, anticipa Scozziero en contacto consurtidores.com.ar.
El empresario no quiso precisar cifras del delito porque considera que no se condicen con la realidad. Y dio los motivos: “Hay muchos robos que directamente ya ni se denuncian. No son por sumas grandes, pero si son agresivos”. Además, explica que si bien la pérdida económica afecta, lo que más preocupa es la integridad del personal.
En este contexto, los expendedores ya no saben más que sistema de defensa instrumentar: compraron cámaras de vigilancia, contratan sistemas de transporte de caudales, en algunos casos fomentan el uso de tarjetas y hasta en algunos pueblos se rotan durante el turno noche para reducir el riesgo.
Ninguna de estas medidas logra evitar la principal debilidad de las bocas de expendio: por contratos deben permanecer abiertas las 24 horas del día y no tienen restricciones para el ingreso de los peatones. El acceso al surtidor, y por lo tanto a la recaudación del vendedor de playa, es libre.
Por eso en algunos distritos los comerciantes ofrecen las playas de carga como punto de descanso de los móviles policiales. Es una manera de colaborar con los uniformados, ya que de paso toman un café, cargan nafta y reposan hasta continuar la rutina. Mientras más tiempo pasan en los locales, mejor funciona el efecto disuasivo. “Vamos a evaluar el problema en conjunto”, se esperanza Scozziero con encontrar respuestas.