Para adquirir el mismo nivel de stock que antes de los aumentos deben desembolsar sumas de dinero extras equivalentes al porcentaje en que las petroleras remarcan los combustibles. Los estacioneros exigen mejoras comerciales con carácter de urgencia.
En apenas cuatro meses las naftas y gasoil crecieron hasta un 23 por ciento, dependiendo de la marca que se tome a consideración, medidas que indirectamente afectaron a la red de bocas de expendio debido a que pagan el combustible por adelantado y para recibir la cantidad de litros que solicitan al proveedor deben afrontar el nuevo costo de los productos.
Manuel García, presidente de la Asociación de Estaciones de Servicio Independientes (AESI) explica los inconvenientes que genera esta situación de subas programadas: “los operadores que no tienen para aportar el capital suficiente se ven obligados a reducir los pedidos a las petroleras hasta que se quedan sin stock; a la larga terminan cerrando”.
“Hay que desinstalar en la opinión pública la idea de que cada vez que suben los combustibles las estaciones se llenan de plata”, plantea. García denuncia que “los que se favorecen son las petroleras y el Estado Nacional; los expendedores somos el eslabón más débil de la cadena de comercialización y los aumentos no modifican la situación de rentabilidad”.
García cuestiona el esquema operativo que funciona actualmente en el sector, dado que deja en manos de las refinerías la libertad para establecer condiciones y cláusulas a su favor: “ni siquiera podemos discutir con las empresas el porcentaje de bonificación; nos imponen las formas de pago, el abastecimiento y los precios”. Asegura que “lo que nosotros pedimos nunca lo tienen en cuenta; nadie escucha a los expendedores”.
Respecto de las estadísticas difundidas recientemente que indican que durante 2013 se instalaron 80 nuevos puestos de expendio al público el dirigente aclaró que “se ponen en lugares de privilegio, de gran consumo y pertenecen a las petroleras”. Ante esta tendencia advirtió: “hay que decir que se está profundizando la integración vertical”.
Por eso, García propone regular el mercado de los combustibles. Entiende que la actividad atraviesa un momento crítico sin precedentes y recomienda implementar una nueva ley de comercialización que frene el avance de los proveedores sobre las ventas minoristas. “Es ahora o nunca”, alerta.