Jorge Lapeña, ex secretario de energía de la Nación, considera que más allá de la posición que asuma el Gobierno ante el tema por tratarse de un período de elecciones legislativas, las naftas seguirán subiendo debido a las condiciones y necesidades que atraviesa el mercado. Supone que acompañarán el ritmo de la inflación
Los valores de los combustibles al público se mantienen sin cambios en las estaciones de servicio de YPF desde el 28 de diciembre pasado, cuando la gestión de Miguel Galuccio ajustó los productos un 6 por ciento, días antes de que el grueso de los turistas salgan de vacaciones. En ese momento el resto de las marcas imitó la medida, confirmando su intención de mantener el posicionamiento en el mercado.
Como ya pasaron dos meses desde aquel retoque, surgieron dudas acerca de la postura que tomará la empresa este año, teniendo en cuenta que habrá elecciones legislativas, por lo que es posible que el Gobierno trate de evitar subas en las bocas de expendio para evitar el malestar social.
Sin embargo, Jorge Lapeña, ex secretario de energía de la Nación y director del Instituto Argentino de Energía “General Mosconi” (IAE), entiende que “es difícil que los precios puedan mantenerse congelados” o con variaciones insignificantes, debido a las necesidades de financiamiento que presenta YPF y a la evolución de los precios en el plano internacional.
En su visión “van a crecer al igual que la inflación”, que según estimaciones privadas la ubican en el orden del 30 por ciento anual, tomando a consideración que Galuccio necesita reunir miles de millones de dólares para realizar las inversiones que anunció en agosto del año pasado en un 80 por ciento con fondos de caja.
Siguiendo este esquema, la nafta súper que hoy se comercializa en esta bandera en promedio a nivel país a $6,88 pasaría a $8,85, lo que llevaría al resto de las compañías a posicionarse entre un 5 y 15 por ciento más arriba, como hasta ahora, superando la barrera de los $9 pesos. Lo mismo ocurriría con el diesel, que se cotiza en una proporción similar.
Además, por el aumento del consumo las necesidades de importación de gasoil y naftas van en alza y será necesario ceder mayor rentabilidad a las petroleras, cuestión de que las operaciones en el exterior no signifiquen perdidas millonarias. Caso contrario, podrían volver los faltantes de abastecimiento en las estaciones de servicio, situación que tampoco interesa al Poder Ejecutivo.