Vienen especialmente desde Chile y Paraguay motivados por la gran diferencia de precios. Aseguran que ahorran hasta 500 pesos por tanque. Muchos incluso, una vez regresados a su país instalan puestos de venta callejeros. La opinión de los expendedores argentinos.
La gran diferencia en los precios de los combustibles está colapsando las estaciones de servicio argentinas ubicadas en la frontera. Es que miles de ciudadanos extranjeros, provenientes especialmente de Chile y Paraguay, cruzan a diario la frontera para proveerse de naftas y gasoil y de este modo aprovechar el beneficio que les ofrecen los surtidores argentinos
En Río Turbio provincia de Santa Cruz, más de 500 ciudadanos de la región magallánica recorren los 31 kilómetros que los separan de esa localidad para abastecer sus vehículos y ahorrar hasta 500 pesos por tanque. El propietario de la estación de servicio YPF reconoció que “vienen mucho”. Y agregó: “cuando la nafta está escasa, se les pone un límite de 100 pesos y se quejan, pero a pesar de las restricciones no dejan de venir”.
El empresario explicó que los automovilistas pueden realizar los pagos en tarjeta, pero reconoce que “les resulta más conveniente comprar pesos argentinos en Magallanes y pagar en efectivo”. Chile importa petróleo y depende del precio en el mercado internacional, mientras que en Argentina se produce, lo que permite fijar los valores.
La situación se repite a lo largo de la extensión geográfica argentina. En Clorinda, Formosa, los ciudadanos paraguayos también llegan de a cientos en busca de nafta barata. Pero no sólo para sus autos, sino que la aprovechan para el contrabando
De hecho los puestos callejeros de venta de bidones de combustibles pululan saliendo de la frontera, situación que mereció una denuncia de la entidad que agrupa a los estacioneros paraguayos por el grave perjuicio económico que ocasiona el masivo ingreso de los hidrocarburos argentinos ingresados ilegalmente.
Esta gran ventaja en el precio final de los combustibles provocó también el auge de los “paseros” que cruzan la frontera para traer gasoil y naftas. La venta informal, además de carecer de medidas mínimas de seguridad, es un foco potencial para incendios y la responsable de haber ocasionado ya varios accidentes de tránsito, en especial a motociclistas que pierden el control de sus rodados, a raíz del piso resbaladizo que deja el derrame de combustible sobre el asfalto.