En 2012 el Gobierno gastará U$S 11.000 millones para cubrir el déficit energético, casi 2,5 veces el valor presupuestado para construir un complejo de dos presas en Santa Cruz.
La creciente importación de combustibles enfrenta a lo urgente con lo posible. Los U$S 11.000 millones que gastará este año el Gobierno en comprar gas, gasoil y fueloil al exterior equivalen a la construcción de cinco represas hidroeléctricas.
De acuerdo a la codificación oficial, el 12-D a las 12 del mediodía, el Ministerio de Planificación realizará la apertura de sobres de la licitación para las obras de las represas «Néstor Kirchner» (1140 Mw) y «Jorge Cepernic» (600 Mw) que planea construir en la provincia de Santa Cruz . El pliego contempla un costo de 21.600 millones de pesos para las dos obras, que equivalen a U$S 4435,31 millones al tipo de cambio actual.
Es así que el gasto público de este año en combustibles (la mayor porción se quema en centrales termoeléctricas), equivaldría a inversiones por unas cinco presas como las proyectadas sobre las aguas santacruceñas, que en conjunto aportarían más de 4300 megavatios ó 19,7% de la generación actual y estarían finalizadas en 66 meses.
Vale recordar que el proyectado complejo hidroeléctrico Kirchner-Cepernic, con 1740 Mw de potencia instalada sería el tercero más grande en el país después de las existentes binacionales Yacyretá (3200 Mw) y Salto Grande (1890 mw).
El Gobierno decidió este año realizar recortes en subsidios, reacomodamientos tarifarios e impulsó obras de generación para relajar el estrés en las pesadas cuentas energéticas. El panorama para el 2013 es aún más desalentador. Las estimaciones de consultoras privadas ubican a las compras de combustibles para el año próximo en U$S 14.000 millones (otras seis represas como las presentadas a precio actual), un 25% más respecto al actual.
Daniel Montamat, economista especialista en energía, ex director de YPF, Gas del Estado y ex secretario de Energía, cree que «Argentina pudo haberse evitado la onerosa importación de combustibles si hubiera adoptado otra política energética, que es la que fomentó la compra al exterior de combustibles».
«La actual política mantuvo pisados los precios de los hidrocarburos todos estos años y desalentaron la producción de petróleo y gas. Por otra parte, el cambio permanente de reglas en el sector impacta en la construcción de las represas, porque la falta de previsibilidad se traduce en mayores costos de financiación», explicó Montamat.
(Fuente: La Nación)