Así opinó el ex Secretario de Energía, Daniel Montamat, respecto a los alcances de la Resolución 35/2013. “No sirve para frenar la inflación y distorsiona aún más los problemas de la cadena de valor de la industria petrolera, donde el estacionero ocupa el eslabón más débil”, sentenció
A casi un mes de que la Secretaría de Comercio Interior determinara un precio tope de comercialización de los hidrocarburos líquidos a aplicar por todos los expendedores a partir del día 9 de abril, la medida quedó lejos de cumplir los objetivos planteados inicialmente, tales como combatir la inflación y repartir más equitativamente las cuotas de mercado para mitigar los alcances de la salida parcial de la refinería de Ensenada, la más grande del país, por efecto de las inundaciones que afectaron la provincia de Buenos Aires.
Para Daniel Montamat, ex Secretario de Energía y titular de la consultora Montamat & Asociados, “el sistema trajo costos políticos al Gobierno, sin arrimarle ningún beneficio de corto plazo”. Afirma que por su implementación (precios máximos por zona), los combustibles no sólo siguieron aumentando, sino que “precipitaron aumentos que sin el sistema hubieran sido más graduales acompañando la inflación”.
Basta mencionar que a las pocas horas de conocerse la ordenanza que lleva la firma de Guillermo Moreno, YPF aumentó el valor de sus naftas entre un 8 y un 10 por ciento, decisión que fue acompañada por el resto de las petroleras sin excepción. Según Montamat, “la sociedad no percibe que los precios de los combustibles estén congelados”.
El especialista vaticinó además que si la medida persiste en el tiempo, en las zonas donde haya más controles -estaciones de servicio más expuestas al monitoreo de los medios y presión de la opinión pública- empezará a faltar combustible o se racionará su carga, “no más de 100 pesos por vehículo”, graficó.
“En el interior, en cambio, y más aún en el interior profundo donde no hay controles, los precios seguirán aumentando. Conclusión: el mecanismo termina ajustando por cantidad (donde hay controles) y por suba de precios (donde no hay)”, expresó con convencimiento.
A diferencia de otras voces que opinaron a favor de la normativa por ser efectiva para combatir el alza de los precios, Montamat impugnó tales argumentos asegurando que “no sirve para frenar la inflación y distorsiona aún más los problemas de la cadena de valor de la industria petrolera, donde el estacionero ocupa el eslabón más débil”.