De este modo opinaron los empresarios consultados por este medio acerca de las operaciones con pago posdatado. Es que la desfinanciación que provoca cobrar a plazo mientras se compra al contado la ha tornado una operatoria para el olvido
Hace algunos años atrás, cuando la inflación aun no mutilaba los ingresos y la estabilidad económica parecía consolidada, gran parte de las ventas que se efectuaban en las estaciones de servicio eran a crédito. Las compras de combustibles a los proveedores operaban del mismo modo: las petroleras, en su afán por conquistar el mercado, también las financiaban.
La debacle del 2001 modificó el escenario bruscamente. Se cortó la cadena de pagos, los precios se ajustaban casi a diario y ya ninguna petrolera costeaba las transacciones. Todo el mercado fue mutando hacia el contado, modalidad que se fue afianzando a través del tiempo.
“Las ventas en cuentas corrientes fueron sustituidas por las tarjetas de crédito, y representan en su conjunto, apenas el 15 o 20 por ciento del total. Las pocas cuentas corrientes que perduran, son históricas, y suma quizás apenas el 2 o 3 de la venta global”, explica el presidente de la Cámara de Expendedores del Chaco, Miguel De Paoli. .
Incluso el sistema que fogonearon las empresas petroleras para captar los despachos mayoristas fue abruptamente modificado. Sólo subsistieron para garantizar la provisión a sus clientes -en general transportistas- en épocas de escasez a cambio del pago anticipado del gasoil.
El empresario explica que entre particulares, hay una significativa morosidad y que es preferible recibir un cheque a 30 días y precio del combustible “proyectado”. Es que para cubrirse los aumentos, “la única posibilidad que queda es ajustar los precios al hipotético valor que exhibirán las pizarras cuando se cancele la deuda”, reflexiona el dirigente.
Como excepción sólo subsisten las ventas a organismos oficiales. “Hay estaciones de servicio que son proveedores del Estado Nacional, Provincial o Municipal y las condiciones comerciales están sometidas, en la práctica, a las disponibilidades de caja y a leyes específicas de compras del Gobierno”, sostuvo finalmente de Paoli.