Las primeras aparecieron en Estados Unidos allá por el año 1907. En nuestro país una subsidiaria, de la Standard Oil, la “WICO”, instala la primera en Plaza Lorea, Ciudad de Buenos Aires, siete años después. Las que no podían autofinanciarse por su aislamiento o poco tránsito eran subsidiadas por otras con excedente económico.
La historia de las estaciones de servicio en el mundo se inició en los Estados Unidos. En aquel país, las técnicas de producción masiva de automóviles implementadas por Henry Ford permitieron que los consumidores pudieran acceder a autos a un precio módico. En consecuencia, el aumento de propietarios de autos derivó en la necesidad de estaciones de servicio públicas.
La primera fue construida en 1907 por la empresa Standard oil of California (hoy en día llamada Chevron Texaco) en la ciudad de Seattle, en el estado estadounidense de Washington. Esta compañía fue la que comenzó a poner avisos con logos en las rutas, publicitándolas. En Argentina, siete años después, una subsidiaria de aquella, la West India Oil Company (WIOC), conocida como “la WICO” instala la primera del país en Plaza Lorea, Ciudad de Buenos Aires.
Mientras iba transcurriendo el siglo, no había marcas locales en la producción y expendio de combustibles, eran todas extranjeras: Shell/Shell-Mex, ESSO (Standard Oil), CITEX, enttre otras. Pero a principios de la década del 20′, con la creación de YPF, un nuevo actor participa en la comercialización de hidrocarburos. Fundada por el estado en el gobierno de Yrigoyen, los primeros surtidores, que se cargaban con productos procedentes de Comodoro Rivadavia, habían sido instalados en 1923 en las esquinas capitalinas de Cabildo y Congreso, Av. Saenz y Av. Roca y Bartolomé Mitre y Rosales. Estaban equipados por motores provistos por Siam DiTella gracias al apoyo de su director Enrique Mosconi, que le dio el primer gran impulso a sus actividades industriales.
Para el año 1929 Shell inauguraba su primer boca en la esquina de Libertador y Corrientes, Olivos, mientras que en 1932 Esso inicia un ambicioso plan de instalación de surtidores y estaciones de servicio en todo el país. Sin embargo el gran impulso se dio a partir del Automóvil Club Argentino (ACA), que tuvo un importante rol en el desarrollo de las estaciones de servicio por la intensa promoción que hizo del uso del automóvil, primero deportivo y luego turístico. En 1936 se asoció con YPF y juntas elaboraron un plan para construir 180 estaciones en todo el país, ubicadas a una distancia promedio de 150 kilómetros. El plan complementaba el de Vialidad Nacional para la extensión y pavimentación de rutas que favorecieran la industrialización, la independencia económica y la integración social.
Un plan inusual y que bien podría aplicarse en la actualidad guió los pasos de los primeros tiempos: las estaciones que no podían autofinanciarse por su aislamiento o poco tránsito eran subsidiadas por aquellas con excedente económico. Antonio Vilar, ganador de un concurso hecho por el ACA para el diseño, previó estaciones de distintos tipos: urbanas, suburbanas, para capitales provinciales, para ciudades importantes, camineras, fronterizas, portuarias, de camping. Tuvo en cuenta factores cruciales como la facilidad de acceso desde la ruta, circulaciones amplias, atención directa y diversidad de servicios para el auto y para el viajero, provisión de información turística, áreas de lectura y descanso con amplios ventanales, bar y buena forestación y hasta una vivienda para el jefe de cada una.
No obstante la primera estación de servicio de la petrolera estatal fue estrenada en 1945 en el barrio de Chacarita. Expendía combustibles pero además tenía auxilio mecánico y fue la punta de lanza de una red que en pocos años cubrió a todo el país, llegando a rincones no siempre muy rentables pero necesitados de atención.