El Ministerio de Energía estudia una política para desalentar el uso del GNC: Malo para el país

Claudio Molina, asesor en temas de agronegocios y energía, rechazó la intención del Gobierno nacional de aumentar los impuestos al GNC, igualando o acercándolo al de las naftas, medida que se incluiría en un proyecto de ley de reforma integral de los impuestos a los combustibles

Por Claudio Molina, asesor en temas de agronegocios y energía.

Es muy probable que en el Ministerio de Energía se esté planteando que importando gas natural como hoy se hace, Argentina debe dejar de usar GNC, para lo cual, se desalentaría su uso aumentando el nivel de tributación específica, igualando o acercándolo al de las naftas, medida que se incluiría en un proyecto de ley de reforma integral de los impuestos a los combustibles, que el Poder Ejecutivo, a instancias del referido ministerio, presentará en el Congreso de la Nación durante el próximo año.

De acuerdo a los precios actuales del GNC y de las naftas, y las alícuotas vigentes en los dos impuestos específicos a los combustibles para ellos, si se concretara una medida de este tipo, el aumento de impuestos en este momento sería del orden de $ 4 por m3 y hasta un poco más, según los casos.

Considero que si se deja de usar GNC o se reduce significativamente su uso, Argentina ganará en términos de valor agregado local y balance de divisas en el mercado eléctrico (que reemplazará el gasoil importado que utiliza por gas natural liberado por el GNC), pero perderá por lo mismo con la importación adicional que se producirá de petróleo liviano (para abastecer a las refinerías de locales que deben producir más combustibles líquidos) y naftas (para completar la oferta de refinerías locales en materia de combustibles líquidos sustitutos de GNC), por un valor en dólares que no debería ser significativamente menor, manteniéndose los precios absolutos y relativos que actualmente registran los combustibles importados. Dado que la mayor oferta interna de gas natural sustituirá gasoil importado usado en la generación eléctrica, las importaciones de GNL no sufrirían un pronunciado cambio como consecuencia de un menor uso de GNC.  Pero si aumentará la contaminación, porque se procesarán más hidrocarburos como consecuencia de este cambio.

De concretarse una medida así, el GNC en Argentina tenderá a la desaparición, dado que los consumidores perderían buena parte de los incentivos que hoy tienen vía precio relativo favorable versus las naftas, hecho que implicará el cierre de una parte importante de las 1.950 estaciones de servicio hoy existentes, como así también, de su muy importante cadena de valor, de la cual deriva además del abastecimiento al mercado interno, exportaciones a más de cuarenta países, para colocar al país en una posición de liderazgo en este rubro. La medida que estaría planeando el Ministerio de Energía (que en su caso, debe ser respaldada con una ley en el Congreso) no traerá más empleo, sino que por el contrario, lo reducirá, ya que lo que no se vende de GNC será remplazado por una mayor actividad en las refinerías de petróleo local y luego en el negocio vinculado a la venta de naftas, generando esta mayor actividad un limitado impacto en el empleo, al aprovecharse en buena medida, las estructuras de personal existentes en la actualidad, mientras por el contrario, se perderían buena parte de los empleos ocupados en toda la cadena de valor del GNC, que son mayores.

El incremento de recursos fiscales que se generarían esta vía, no justifica en modo alguno tremendo efecto negativo que debería soportar la cadena de valor del GNC.

Parece ser que la estrategia del Ministerio de Energía, es maximizar el uso del parque refinador de petróleo, el que está operando por arriba de un 80  por ciento promedio de su capacidad instalada y por escala, está imposibilitado de crecer significativamente en el futuro, más allá de la próxima puesta en marcha de la ampliación de la refinería de Axion en Campana –establecimiento que a priori y en función de la oferta y demanda de naftas que se registra en el mercado interno, se presentaría como la potencial mayor beneficiaria entre las compañías petroleras que operan en el downstream local, frente a un eventual minimización del negocio del GNC-, en atención a que sería la compañía petrolera con mayor excedentes de naftas de producción local para ofertar en función de su futura capacidad instalada, y más allá también, de otras inversiones que otras compañías petroleras tienen en carpeta.

La pérdida de participación de mercado del GNC conduciría a una mayor concentración del negocio de combustibles en el país, donde YPF –que opera como empresa privada y presenta una importante participación en su capital por parte de inversores extranjeros- tiene una muy relevante porción de dicho mercado, la que debería ser analizada profundamente en cuanto a su encuadre en lo establecido por la Ley 25.156 –de Defensa de la Competencia-, por la Autoridad de Aplicación de dicha ley, en uso de sus facultades, a los efectos de establecer si no se constituye en una posición dominante violatoria de esa norma.

Otro impacto muy negativo que generaría una medida de este tipo, está vinculado directamente a un aumento de emisiones contaminantes, en atención a que el GNC es un combustible mucho más limpio que la nafta en términos relativos, hecho que va a contramano de lo que ocurre en los principales países del mundo, los que acaban de asumir importantes compromisos para el cuidado del medio ambiente, acuerdo que entre otras cuestiones, implica el uso de combustibles limpios.

Es contradictorio también que el Ministerio de Energía pueda planear una decisión así, cuando el Dr. Daniel Montamat (uno de los expertos integrantes del Grupo de Ex Secretarios, equipo constituido poco tiempo atrás en Consejo Consultivo de Políticas Energéticas de ese Ministerio) viene expresando que Argentina va a una transición gasífera, dada la importancia relativa que tienen estos recursos en Argentina, frente a sus similares de petróleo.

Para bien del país, el Congreso de la Nación dejó de ser una escribanía al servicio del gobierno de turno, y en su actual composición, difícilmente convalide un próximo proyecto de ley que podría presentarle el Poder Ejecutivo el próximo año para su tratamiento –a instancias del Ministerio de Energía-, donde se proponga una medida tan negativa para la cadena de valor del GNC como la expuesta antes. Claro está, sería más positivo aún, que los funcionarios de dicho Ministerio tomen conciencia de todos estos perjuicios antes y rectifiquen su propuesta a tiempo.

Fuente: surtidores.com.ar