El ex Secretario de Energía, Daniel Montamat, opinó acerca de las consecuencias de la devaluación de la moneda en el mercado de los combustibles. “Si el Gobierno congela los precios para que Shell los retrotraiga da una pésima señal para YPF”, puntualizó.
La decisión de Shell de aumentar el precio de sus combustibles para reducir, en parte, los efectos negativos de la devaluación del peso sobre su rentabilidad, disparó una catarata de opiniones a favor y en contra del accionar de la petrolera. Para clarificar la situación, el ex Secretario de Energía, Daniel Montamat, explicó de qué modo impactará la medida sobre el desarrollo del mercado.
“La movida de Shell obliga a las otras empresas a tomar la decisión de ir ajustando sus precios”, precisó. El escenario sin embargo, no es el más favorable ya que la intención del Gobierno es evitar una corrida sobre las pizarras de las estaciones de servicio. En este sentido Montamat afirmó que “si congelan los valores para que Shell los retrotraiga da una pésima señal para YPF. En esta jugada y en las que viene –porque el proceso devaluatorio no termina aquí- la gestión de YPF se juega el futuro”.
Haciendo foco en el panorama que se abre para la petrolera estatal, el ex funcionario detalló que hasta ahora la conducción de YPF venía dando muestras de acompañar las devaluaciones periódicas del dólar oficial con recomposiciones equivalentes en el precio de los combustibles. “En el seguimiento que hacemos de los precios de la nafta y el gasoil respecto a las referencias internacionales, tomando en cuenta el dólar oficial, el precio de los combustibles en la Argentina estaba un poco por debajo de las paridades de importación. Ese ajuste permitió a YPF, la empresa más expuesta en el mercado comercial (más de 50 por ciento de market share en naftas y gasoil), mejorar su resultado operativo, y contar con más recursos propios para su plan de inversiones”.
“El último ajuste de alrededor del 10 por ciento (a principios de año) fue para compensar las devaluaciones acumuladas en diciembre”, subrayó Montamat. “El problema es que ahora ha habido un salto. Desde diciembre a la fecha el peso se devaluó un 32 por ciento, y si los combustibles tienen que seguir esa trayectoria habría que aguardar ajustes de alrededor del 20”, pronosticó.
El especialista evaluó que “allí van a venir los planteos políticos”, especialmente de aquellos que creen que los costos en pesos del petróleo y los combustibles producidos localmente no tienen por qué regirse por referencias internacionales. “Hay que explicarles que no somos Venezuela ni Arabia Saudita. Los precios internacionales de la energía ya se nos metieron por la ventana vía importaciones de gas natural, combustibles líquidos, y ahora petróleo liviano. Si pretendemos ignorarlos cada año vamos a importar más y los subsidios con pesos devaluados serán insostenibles para las cuentas fiscales”, precisó.
“Si en el intento de emparchar la coyuntura el estropicio populista torna inviable a la nueva YPF que ya nació floja de papeles, comprometeremos aún más nuestro futuro petrolero. El potencial de Vaca Muerta y otros recursos no convencionales aguarda otra política energética y una YPF fuerte, con autonomía de gestión, capaz de jugar en las ligas internacionales”, sentenció finalmente Montamat.