Días atrás, las compañías petroleras aumentaron el precio de los combustibles al público en índices que promediaron el 5 por ciento. Fue el noveno incremento del año, totalizando desde enero una suba del 35 por ciento en los productos Premium y cerca del 30 en los tradicionales.
Hasta cuanto seguirán escalando es “la pregunta”, ya que el valor de las naftas y el gasoil resulta una referencia de peso para el resto del mercado por su incidencia en los costos de la mayoría de las actividades económicas.
“Entiendo que con este último aumento y la estabilidad del dólar y leve reducción de precios del petróleo internacional, los precios están cerca de su equilibrio variando su distancia entre 7 los del tipo Premium y 12 por ciento los tradicionales”, estima el Director de la prestigiosa consultora G&G Energy Consultants, Daniel Gerold.
El especialista, que cuenta con vasta experiencia en actividades de desarrollo de negocios en el sector energético, afirma que en las actuales condiciones, el segmento refinador “dejó el período de pérdida directa y estabilizó el margen operativo”.
Gerold evalúa además que los precios “se estabilizarán” y que el “ritmo de ajuste”, será más lento en los próximos 3 meses. En este sentido discrepa con la visión de los expendedores, quienes pronosticaron que “para fin de año las naftas crecerán el 45 por ciento, más de 10 puntos por encima de la perspectiva de inflación”.
No obstante coincide con los estacioneros en la apreciación sobre la evolución del consumo. “Los incrementos y la recesión económica naturalmente afectan la demanda, especialmente de gasoil y menor tasa de crecimiento aún positiva en naftas”, sostiene. Sin embargo asegura no “avizorar una caída dramática o relevante”.