Las estaciones de servicio sin bandera buscan reflotar un proyecto que diseñaron en 2008 en conjunto con el Secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, que establece la obligación por parte de las petroleras de entregar combustibles a los expendedores autónomos de acuerdo a la participación que tienen en el mercado
Hace cinco años, cuando YPF estaba administrada por el Grupo Repsol y los precios de los combustibles subían a cuentagotas, Guillermo Moreno se comprometió a tomar medidas para que los proveedores – YPF, Esso, Shell y Petrobras – tuvieran la obligación de suministrar volumen a los expendedores blancos.
Manuel García, presidente de la Asociación de Estaciones de Servicio Independientes (AESI) recuerda que “en su momento Moreno me llamó por teléfono, me pidió una lista con datos y detalles de todos los empresarios del país y me dijo que estaba trabajando para solucionar el tema”. Sin embargo, la iniciativa quedó en promesas, sin dar ningún tipo de explicaciones.
Media década después, el dirigente asegura que se mantienen los mismos problemas de rentabilidad que atravesaban los establecimientos por ese entonces. “Seguimos reclamando a YPF que abra un canal de abastecimiento en las mismas condiciones que a sus operadores”, indicó.
Por eso, García insiste en conversar con las autoridades “para que de una vez por todas comercializar combustibles sea negocio en Argentina”. Adelantó que “vamos a convocar a Moreno a una nueva audiencia” para tratar el proyecto que en 2008 interesó al funcionario. “La solución pasa por conseguir que los independientes tengamos el mismo régimen de precios y abastecimiento que las estaciones de bandera”, señala.
Bajo esta misma óptica, el empresario propone que la distribución de naftas y gasoil se haga por medio de camiones de las petroleras, “para recuperar la confianza de los consumidores”, que por lo general sospechan de la calidad de los locales sin bandera. “Es importante que vean la marca del proveedor”, destaca.
Como punto de partida para mejorar la rentabilidad de su sector, entiende que “es imprescindible terminar con los intermediarios”, en relación a los distribuidores mayoristas. Explica que los productos pasan por varias manos antes de llegar al tanque de la estación y que por eso terminan siendo más caros. “Si una boca embanderada vende 200.000 litros nosotros con suerte llegamos a 100.000”, compara.