Por eso se explica como en los últimos tiempos ha crecido el consumo de combustibles pero a la vez cerraron comercios. Los empresarios del rubro enfocan la problemática en el bajo margen de ganancia que manejan, sobre todo las bocas de YPF, que en todo el mes deben despachar 300.000 litros para no perder dinero
El año pasado siguieron cerrando estaciones de servicio en nuestro país. Según cifras de la Confederación de Entidades del Comercio de Hidrocarburos y Afines de la República Argentina (CECHA) en enero de 2010 había 4.500 locales dedicados al negocio minorista de los combustibles, mientras que en septiembre de 2012 se registraron apenas 3.813, lo que representa un saldo negativo de 687 establecimientos.
Los operadores de marca YPF fueron los más comprometidos, además de los sin bandera. En parte, esto se debe, explica Ángel Luis Bigatti, presidente de la Cámara de Expendedores de Formosa porque “en una boca de YPF se necesita vender por arriba de los 300.000 litros mensuales para alcanzar el punto de equilibrio”, es decir, no ganar ni perder dinero.
El dirigente señala que en los últimos tiempos las estaciones vieron crecer los costos de manera exponencial, principalmente por los aumentos de sueldo del personal, pero también por nuevas exigencias operativas, ambientales, legales y financieras. “A la hora de renovar los contratos los operadores de YPF tenemos que pagar un canon por explotación de estación de servicio que es de 1.000 pesos por cada 100.000 litros que entregamos”, ejemplificó.
En relación al manejo del negocio, haciendo hincapié centralmente en los comerciantes de YPF, pero también en los del resto de las marcas, debido a los condicionamientos de mercado que sufren además de otras cuestiones, Bigatti señala que “los estacioneros estamos limitados en todos los sentidos”.
“No pueden administrar el margen de ganancia, deben cumplir con las imposiciones que establecen las petroleras en los contratos, desconocen el futuro de los precios, como así también el rumbo que tomará el Gobierno en relación al sector”, sentencia el directivo. “En ningún caso un expendedor tendría que cobrar una bonificación por la venta de combustibles por debajo del 15 por ciento, tal cual como funciona el mercado en Brasil”, reclama. Estas sería en su opinión una de las soluciones estructurales que permitiría subsistir en el negocio.