Es una de las herramientas que estudian para competir, ya que a pesar del tope a los precios la petrolera estatal todavía ofrece los productos más baratos. Como sería a través del pago con tarjetas de crédito, resignarían una buena parte de la bonificación, pero aseguran que lo compensarán incrementando los volúmenes de despacho.
Andar con efectivo en el bolsillo no es la mejor opción en los tiempos que corren. No sólo porque se potencian los riesgos de sufrir un atraco y en consecuencia de perder la mensualidad, sino también por las complicaciones que genera tener que acercarse hasta un cajero automático a retirar el dinero. Llevar un plástico es más práctico y a la vez permite mayor control de los gastos, precisados en los resúmenes de cuentas.
Esta tendencia que viene acentuándose en la sociedad fue interpretada y aceptada por las estaciones de servicio, a pesar de que las entidades financieras absorben en promedio un 10 por ciento del margen de ganancia del comercio que ofrece este medio de pago. Las marcas que más se utilizan para la compra de combustibles son Visa y MasterCard, tanto en las versiones de crédito como débito. La comisión que cobran a los operadores varía de acuerdo a la política y estructura de costos de cada empresa pero por lo general ronda el 1,5 por ciento del total de la factura.
Carlos Gold, presidente de la Cámara de Expendedores de Corrientes (Cescor) asegura que “como mínimo un 30 por ciento de los consumidores abonan con tarjetas” durante los días de semana, mientras que los sábados y domingos este porcentaje crece en valores difíciles de estimar.
El expendedor sostiene que “es una herramienta importante para las estaciones de reventa considerando que la mayoría de las YPF no reciben tarjetas y por descarte disputamos ese nicho de clientes que se encuentran insatisfechos”. Reconoce que “se gana vendiendo más”.
Por eso, Gold llevó adelante hace tiempo una reunión con ejecutivos de tarjetas para analizar la posibilidad de financiar la compra de combustible en varias cuotas. A priori, entiende que “ese alivio financiero puede derivar en una mayor demanda” por parte de los automovilistas. Actualmente la carga promedio es de 100 pesos, menos de la tercera parte de lo que cuesta completar el tanque.