Es para que los estacioneros puedan apropiarse de la financiación del cargo impositivo. Su inspirador, el presidente de AESI, Manuel García, sugiere dividir el pago en dos: por un lado el costo del producto y por el otro lado los impuestos, que deben cancelarse a los 20 días. “Es injusto que debamos pagarlo de contado”, reclama.
La imposibilidad por el momento de mejorar los índices de rentabilidad que las estaciones de servicio perciben por la venta de combustibles, lleva a los expendedores a imaginar soluciones en la búsqueda de alternativas que permitan sobrellevar mejor este presente.
Es en ese contexto que el presidente de la Asociación de Estaciones de Servicio Independientes (AESI), Manuel García, propuso fragmentar el pago de las facturas por las compras de naftas y gasoil con el objetivo de aprovechar la financiación del cargo impositivo, que supera más del 50 por ciento del producto.
Los gravámenes que se aplican al sector varían según el tipo de combustible. En el caso de las naftas, al precio de compra a las refinerías hay que sumarle un 62 por ciento de Impuesto a la Transferencia de Combustibles (ITC) y un 5 de tasa hídrica, además del 21 por ciento de IVA y 3,5 de Ingresos Brutos. Para el gasoil, se reemplaza la tasa hídrica por un impuesto al gasoil de 22 por ciento y el ITC es de 19.
“Nosotros debemos pagar todo de contado pero las petroleras tienen 20 días para cancelar los impuestos, es injusto que nuestro sector siendo el eslabón más débil de la cadena de comercialización, tenga que hacer el mayor esfuerzo”, se quejó García. Para plasmar su iniciativa en la práctica, sugiere saldar la compra con dos cheques: uno para la compañía y otro para la AFIP.
El directivo reclama igualdad de condiciones para todos los que integran la actividad. De ahí que insiste en la sanción de una Ley que no sólo regule los intereses del sector sino que además prohíba la presencia de las empresas abastecedoras en el canal minorista. “Es inmoral que quienes producen petróleo también le llenen el tanque al consumidor”, sostuvo.
“Ni muchas ni pocas, ninguna”, espetó García para diferenciarse de sus colegas que proponen limitar el número de estaciones de servicio a operar por las petroleras. “Vulneran la rentabilidad, la estabilidad laboral y la posibilidad de acceder a salarios dignos, es un tema que no debería estar en discusión”, concluyó.