Así lo el secretario de la federación que reúne a los propietarios de expendedores de combustibles, Raúl Castellano, quien afirmó que «se estatizaron las acciones, pero el asfixiante esquema de comercialización para los expendedores no varió»
En el último año cerraron más de 180 estaciones de servicio según informó la Confederación de Entidades del Comercio de Hidrocarburos y Afines de la República Argentina (CECHA).
Las provincias que registraron cierres de más locales son: Buenos Aires (51), Mendoza (31), Córdoba (19), Entre Ríos (18), San Juan (13), Tucumán (8), Río Negro (6), Capital Federal (6), Santa Fe (5), Misiones (4), La Pampa (3), Neuquén, Catamarca y Santiago del Estero (2), Chaco, Santa Cruz y Salta (1).
En total, la Argentina cuenta con 3.837 bocas de expendio, donde más de 1400 (es decir, un 36%) son gestionadas por YPF, informó La Voz del Interior.
Según trascendió, durante 2012 unos 38 operadores dejaron de usar la marca ante numerosas complicaciones por renovar el contrato con la petrolera, mientras que el resto directamente abandonó el rubro. Lo mismo habría ocurrido con estacioneros del resto de las compañías.
Shell, por su parte, disminuyó su red de estaciones de servicio en 60 unidades al pasar de 656 en diciembre de 2011 a 596 el mismo mes del año siguiente. Esso atravesó por el mismo proceso de cierre de puestos de carga de combustibles, aunque en una cifra algo más baja: 35 locales, similar a la evolución de YPF.
«El problema de rentabilidad es concreto. Como por su potencial en el mercado YPF (1.500 estaciones) tiene estandarizadas las relaciones comerciales, la situación es muy parecida en todo el país», adelantó al diario La Voz del Interior, Raúl Castellano, secretario de la Federación de Expendedores de Combustibles de Córdoba (FECAC).
El dirigente reiteró que el sector vio con beneplácito la estatización de YPF, pero remarcó que las políticas comerciales de Repsol no han variado. «Se estatizaron las acciones, pero el asfixiante esquema de comercialización para los expendedores no varió», remarcó.
Y concluyó: «Existe una clara puja de intereses entre los expendedores y la petrolera, si le concede un margen mayor a las estaciones de servicio, bajan sus ganancias».