Es por la incidencia de los últimos aumentos al personal y la incorporación de nuevos gastos ligados a la seguridad y cuidado del medio ambiente. También creció la presión tributaria y los costos de funcionamiento. El volumen es mayor en el caso de aquellas que comercializan combustibles a través del sistema de consignación
En tan sólo el último año, los precios de las naftas superaron con creces el índice oficial de inflación. Los aumentos, que promediaron el 26 por ciento en Capital Federal y más de 30 en el interior, se precipitaron a partir de abril cuando la Resolución 35/2013 les puso freno por seis meses aunque sin poder todavía encontrar su techo.
A simple vista la ecuación aparece favorable para los expendedores, ya que al recaudar más por el combustible vendido reciben una bonificación mayor. Sin embargo no todo es lo que parece: pese a las subas, las estaciones necesitan despachar cada vez más litros para subsistir.
De acuerdo a estudios efectuados por las entidades que las nuclean, hoy una boca de expendio necesita comercializar al menos 300.000 litros de naftas y gasoil para alcanzar su punto de equilibrio. Esto es sin ganar pero tampoco perder, sólo para mantener su estructura, sus 10 empleados y el giro comercial, para empezar a hablar de rentabilidad el cálculo deberá apuntar a un volumen bastante por encima de ese piso.
El resultado se corresponde a una estación de servicio que comercializa únicamente combustibles líquidos bajo el sistema de compra y venta ubicada fuera de los límites de la General Paz. En cambio, si lo hace a través del mecanismo de consignación y encima el establecimiento se encuentra en Buenos Aires, el cierre de la ecuación demandará una cantidad de litros mucho más jugosa.
“En esas condiciones se necesitan vender 500.000 litros para llegar a fin de mes”, explican los empresarios. Enumeran algunos de los factores que sustentan tal afirmación: mínimo 16 empleados, más gastos de mantenimiento y especialmente la acotada comisión que recompensa a los estacioneros que operan bajo estas condiciones comerciales.
Es que la última suba de salarios caló hondo en las finanzas de la actividad. Los expendedores reconocen las necesidades de su personal pero apuntan a este rubro como la principal variable de su rentabilidad. Y es en ese sentido que reclaman a las petroleras, en particular a YPF, un incremento en el margen para solventarlos. “Entendemos indispensable en esta instancia un incremento de las comisiones en dos puntos porcentuales, sin perjuicio de analizar a posteriori cual es el nivel adecuado de remuneración que deberían percibir las estaciones de servicio para que el negocio resulte viable en el marco del sistema de comercialización adoptado por la Compañía”, sentenciaron desde la Confederación del Comercio de los Hidrocarburos (CECHA).
“No todo pasa por los sueldos”, agregó un operador. “Desde hace un tiempo hay más gastos que se sumaron a los egresos de nuestra actividad, como los seguros ambientales, las prevenciones en materia de seguridad y las obligaciones normativas”, afirma. “Todo ello sin considerar la presión fiscal que ha ido en aumento”, señaló finalmente.