En las estaciones de servicio de todo el país se registraron subas de hasta un 10 por ciento a pesar de que la normativa vigente impide ajustar los valores al público. Así y todo, la diferencia de costos con las naftas se mantiene 3 a 1, lo que genera buenas expectativas para el sector
A través de la Resolución 1445/12, la Secretaría de Energía determinó que el importe del GNC ofrecido al público tenía que mantenerse congelado de acuerdo a los valores vigentes al día 8 de agosto de 2012.
En su momento, el organismo solicitó a los operadores de GNC que reúnan información detallada acerca del movimiento comercial desde 2007 hasta agosto de 2012, a los fines de evaluar la rentabilidad y así sugerir un valor de referencia general en todo el país. Los expendedores cumplieron las exigencias y presentaron los documentos pero no hubo novedades al respecto y el negocio continuó como si estuviera liberado.
En las últimas semanas, todas las estaciones de bandera, incluidas las de YPF, que funcionan bajo el sistema de consignación y acatan las referencias que la compañía sugiere en el surtidor, aplicaron incrementos de hasta un 10 por ciento.
Además de ajustar los costos conforme a los niveles de inflación, las empresas acompañaron los aumentos a las naftas que se desataron tras la intervención en el mercado de la Secretaría de Comercio, por efecto de la Resolución 35, que puso como tope el precio de los combustibles del 9 de abril.
En la práctica no se está cumpliendo con la disposición emitida a mediados del año pasado por la Comisión que dirige Axel Kicillof, el Viceministro de Economía. De todas maneras, la relación de precios entre el GNC y los combustibles líquidos se mantiene 3 a 1. Esto potencia las expectativas de las estaciones de servicio y los talleres de conversión, atento que el nivel de ahorro cada vez es más interesante en favor del usuario de gas.
Este año las entidades que representan a los productores de sistemas de inyección confían en instalar 140.000 equipos, un 20 por ciento más que en 2011 y 2012. Las perspectivas son buenas porque además se sigue impulsando el uso de GNC en el transporte pesado, despertando gran interés en los colectivos de larga distancia y del sistema público.