De las más de 4000 bocas de expendio habilitadas en todo el país, 1050 son blancas, según un informe elaborado por la Confederación de Expendedores. Por motivos económicos o falta de interés de las grandes empresas crecieron al doble desde 2010. La cifra promete seguir creciendo
Arrancando el siglo XXI, las estaciones de servicio sin bandera, aquellas que no llevan la marca de ninguna petrolera, sumaban el 13 por ciento del total, que por aquella época completaban 6318. A 16 años de aquella fecha, la cantidad de puntos de venta en todo el país disminuyó a 4400 pero el segmento de las sin emblemas operó de manera inversa: trepó a 1050, es decir que duplicó su incidencia en el sector.
Lejos de desvincularse contractualmente de las grandes compañías por propia voluntad, la crisis que sumió la actividad de expendio de combustibles durante la última década fue determinante para explicar el presente que transitan los operadores independientes. La mayoría sufrió graves problemas económicos y financieros que les impidieron mantener la relación mientras que el resto fue emancipado de las redes por su insuficiente potencial comercial.
Si se unieran entre todas, los puntos blancos conformarían el segundo conglomerado detrás de YPF. Sin embargo lejos de esta posibilidad, hoy subsisten comprando combustibles a precios poco competitivos, y por ende, comercializándolos por encima de los que ofrecen las estaciones oficiales. Encima, y por esta circunstancia, no disponen de tarjetas de crédito, restándoles posibilidades frente a sus competidores.
Manuel García es el titular de la Asociación de Estaciones de Servicio Independientes (AESI) la entidad que agrupa a los expendedores bajo esta condición. Asegura que lo que sucede en la Argentina no se compara con ninguna otra parte del mundo. “En Brasil, el 60 por ciento de las estaciones son blancas; son así por elección”, cita a modo de ejemplo.
Explica que contrariamente a lo que ocurre en nuestro país, es Petrobras quien les ofrece independizarse para evitar tener que correr con gastos de mantenimiento y sacarse un problema de encima. “Como compensación les vende el combustible a mejor precio que a las propias”, indica.
García recuerda que el esplendor de este segmento fue durante la década de 90 cuando todos querían ser blancos. “Se importaban naftas a 50 centavos de dólar y se vendía a uno, la rentabilidad era muy grande”, rememora al tiempo que agrega: “la salida de la convertibilidad nos fulminó, esa fue la verdadera debacle y no nos pudimos recuperar más”.
El dirigente vaticina que el número seguirá en alza en razón que las petroleras están cada vez más selectivas para renovar los contratos. “Hubo varios intentos de embanderamientos masivos,Guillermo Moreno nos presentó un proyecto por el cual cada empresa debía hacerse cargo de una cantidad de estaciones según su participación de mercado, salimos a difundirlo a los medios pero finalmente nunca se concretó, nos usó”, lamentó finalmente García.
Fuente: SURTIDORES